Por Jorge Fernández Era()
La Habana.- Tres razones me impiden sumarme hoy a la protesta pacífica que los días 18 y desde el mes de marzo hace mi amiga Alina Bárbara López Hernández: arrastro una de mis ya frecuentes crisis pulmonares, mi abuela suegra está de nuevo ingresada y en estado muy delicado, y en esta fecha Laide y yo cumplimos diez años juntos. No es justo que la someta a un estrés adicional en miércoles tan señalado.
Se incrementa la necesidad de una acción cívica como la que hoy debía hacer: Alina ha sido citada a juicio. El próximo 16 de noviembre la juzgarán por desobediencia. Menuda ironía que la historia condene por pusilánimes a los obedientes y que a la digna profesora matancera la siente en un banquillo un Estado que dice nombrarse «de Derecho». Entre los pocos argumentos que me quedaban para la esperanza de que se hiciera justicia, pensé que tendrían el tino de retirar las acusaciones en contra nuestra y evitarse nuevos dolores de cabeza, mas es mucho pedirles que tengan tino y mucho menos cabeza.
Estoy preparado para igual anuncio respecto a mi persona. Debo responder, según ellos, por cuatro «delitos». Prometo engordarlos mientras tenga la oportunidad de alzar mi voz por Alina y contra tanta barbarie. Lo haré lo mismo en la calle que entre estas cuatro paredes en las que pretenden encerrarme. Ya tendrán noticias mías.