Por Rafael Muñoz
Berlin.- Mirando la complejidad de estas estructuras me viene a la mente la frase «Ingeniero viene de genio» que repetía el ingeniero principal de estructuras del proyecto del Meliá Habana, Esmildo Marín
Si no fuera suficiente la compleja maquinaria que mueve todo ese sistema, las medidas de seguridad, la previsión de mantenimientos, el cálculo estructural de esos postes o esos cables para que soporten vientos huracanados o nevadas, hay que adicionar que todo ese tinglado está a dos mil metros de altura.
Hacer la cimentación de cada una de esas torre, hacer la excavación, hormigonar, montar toda una estructura de varias toneladas de peso a esa altura en una roca casi vertical es casi un milagro.
A propósito del ingeniero Marín, recuerdo la siguiente anécdota: El hotel Meliá Habana, tiene cuatro columnas, dos a cada lado de la torre de elevadores que soportan voladizos de 12 metros que tienen dos y cuatro pisos encima. Una locura. Es una estructura muy osada que tardó varios meses en concebirse. Sólo Marín podría haber hecho aquello.
— ¿Y eso no se caerá? — preguntó alguien.
Marín se encogió de hombros y de manera campechana respondido:
— No sé, pero si se cae ya no lo hacemos más.
«Si se cae ya no lo hacemos más» se convirtió en la frase preferida de todos durante el proyecto. A «running gag».
Jodederas aparte, la estructura del Meliá Habana cumple por estos días 25 años de montada.