LOS MÉDICOS SECUESTRADOS Y EL GRUPO DE TRABAJO DEL GOBIERNO CUBANO

SUGERENCIAS DEL REDACTOR JEFELOS MÉDICOS SECUESTRADOS Y EL GRUPO DE TRABAJO DEL GOBIERNO CUBANO

Por Anette Espinosa
La Habana.- Cuatro años y medio llevan secuestrados dos médicos cubanos en África. Hace mil 643 días que permanecen como reos del grupo yihadista Al Shabab, afiliado de Al Qaeda, y el gobierno cubano no ha sido capaz de devolverlos al país, a pesar de que saben que por un millón y medio de dólares serían liberados.
Esa fue la cantidad que pusieron como rescate los secuestradores cuando se los llevaron cautivos, y nadie en Cuba cogió un maletín con esa plata y fue a buscarlos. Para los dos galenos no había dinero. Ellos no servirían para ninguna campaña política, como la de Elián González o los cinco espías, con los cuales el país se empeñó para devolverlos a casa.
Eso sí, los ministerios de Exteriores y Salud Pública, supervisados por el Comité Central del Partido Comunista, crearon un grupo de trabajo para monitorear la situación. El grupo planificaba sus reuniones esporádicamente, según me comentó la víspera una amiga que pertenece al mismo, después de leer lo publicado por este periódico relativo al cirujano Landy Rodríguez Hernández y el especialista en medicina general Assel Herrera Correa.
El equipo, cuya tarea quedó definida en el primero de los encuentros que tuvieron, y en la cual participó el ministro de Salud, tenía la intención de «regresar sanos y salvos a la patria a los dos médicos secuestrados». Al principio se reunía todas las semanas, pero ante la falta de avance en la solución del problema, y de dejar caer, una y otra vez, que se necesitaba dinero, los encuentros se fueron espaciando en el tiempo: se convirtieron en mensuales, trimestrales, y ya casi no se realizan.
Eso quiere decir, comenta mi amiga, que los dos médicos fueron abandonados a su suerte. Ya no hay cifrados al embajador en aquel país, ni a los que estaban al frente de la misión en Kenya, ni a los dirigentes de la Organización de la Unidad Africana. Incluso, ya nada les comunican a los familiares de los mismos, quienes, aburridos de insistir, han desistido de averiguar.
Tal vez, los familiares se han convencido de que Cuba no hará nada por ellos. Y la misión diplomática cubana en Kenya se limita a informar una vez al mes que la situación con los galenos sigue tal cual, y que hablaron del tema con algún funcionario de bajo nivel del ministerio de Salud del país africano, o con alguien del gobierno, que normalmente dice que el asunto no está en sus manos.
El septiembre del año anterior, la vicepresidenta cubana Inés María Chapman, visitó Nairobi para tomar parte en la ceremonia de toma de posesión del entonces electro mandatario, William Ruto, y aunque se reunión con algunas personalidades del país, como el presidente del parlamento, Moses Wetangula, no trascendió que hayan hablado sobre la situación de los dos galenos.
Para colmo de males, a comienzos de la presente semana Nairobi anunció a la parte cubana que no renovará el acuerdo vigente desde hace más de cinco años y que permitía a los médicos del país africano prepararse en Cuba, y a los de la isla ir a trabajar a Kenya.
A partir de todo eso, y tal como van las cosas, parece poco probable que los dos médicos vayan a regresar a Cuba, a menos en el corto o mediano plazo, a no ser que los de Al Shabab se vuelvan buenos de pronto y los pongan en libertad.
Los cubanos sabemos que cuando el objetivo está en Estados Unidos, no importa lo que haya que gastar, como sucedió con Elián y con los cinco, pero si está en otro lugar, donde hacer campaña política tiene menos visibilidad, todo suele quedar en el olvido, como sucedió con Orlando Cardoso Villavicencio, quien estuvo 11 años preso en las mazmorras de Somalia sin que el gobierno cubano hiciera nada por su liberación.
El propio Fidel Castro admitió un día que, cuando Cardoso cayó prisionero, tenían estudiantes de aquel país en Cuba y que no hicieron nada para presionar al régimen de Mogadiscio. Al final, luego de ingentes gestiones de la Cruz Roja, y de que Cardoso tuviera su vida en peligro, el reo regresó a su país, donde fue recibido como un héroe por los mismos que lo habían dejado tirado, tras caer prisionero de guerra luego de una escaramuza de guerra Etiopía.

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