Por Anette Espinosa
La Habana.- Hace apenas unas horas, el Gobierno de Kenya anunció que no renovará un acuerdo vigente con Cuba desde hace más de cinco años para que médicos de la isla fueran a trabajar al país africano y, de paso, terminar con la capacitación de galenos de la nación africana en el Caribe. Y yo me pregunto qué pasa con los dos médicos secuestrados allí hace más de cuatro años.
Este jueves se cumplen cuatro años y medio del secuestro de los dos profesionales de la salud cubanos. Desde entonces, ambos galenos permanecen como reos del grupo yihadista Al Shabab, sin que el gobierno de La Habana haya hecho mucho por su liberación y posterior regreso junto a sus familiares.
Cuesta creer que el mismo gobierno que dedicó millones de dólares para la recuperación del niño Elián González desde Estados Unidos, y muchos millones más para que los cinco espías de la llamada red Avispa fueran puestos en libertad, no tenga un millón y medio de dólares para rescatar a los dos profesionales de la salud cautivos.
Cuando lo de Elián, con Fidel Castro a la cabeza, el gobierno cubano lanzó al pueblo a las calles para pedir que regresara el pequeño, convertido después en un acomodado y despreciable personaje que solo sabe hacer loas de los gobernantes y no de los millones que abogaron por él.
Y tampoco quiero recordar aquellas ‘tribunas abiertas’ de cada sábado en cada uno de los municipios de Cuba, con sus gastos en transporte y logística para que alguien escuchara el clamor de Cuba y liberara a los espías. Hubo hasta un departamento encargado solo de aquello, y nadie sabe cuántos pasajes aéreos se pagaron para influenciar en la liberación de los que ellos dijeron en llamar ‘los cinco’.
Con los dos médicos cautivos de Al Shabab es diferente. Solo de vez en cuando, generalmente cuando lo recuerdan los que llevan la cuenta de X, antes Twitter, del presidente de Cuba, hacen alguna referencia a los dos especialistas cautivos, por los cuales el referido grupo terrorista pidió un rescate de 1.5 millones de dólares, una suma relativamente baja -o insignificante- para un país, por muy pobre y endeudado que esté.
Hasta hace poco no había pruebas de que estuvieran con vida, pese a lo cual el gobierno cubano aseguró que hacía todos los esfuerzos posibles para que el cirujano Landy Rodríguez Hernández y el especialista en medicina general Assel Herrera Correa regresaran al país.
Esos «esfuerzos posibles» son solo diplomáticos, gestiones con terceros, presiones a Nairobi, pero nada más. A nadie en Cuba se le ha ocurrido coger un maletín con millón y medio de dólares y salir del país con la intención de traerlos de verdad de regreso.
Claro, ni Landy, de Villa Clara, ni Assel, de las Tunas, son familiares de ningún personaje importante del gobierno cubano, porque, de haber sido así, hace rato que ya hubiera aparecido el dinero para pagar el rescate de ambos a Al Shabab. A fin de cuentas, insisto, no es una cantidad tan grande, y solo bastaría con recortarle un poco el presupuesto a La Rinconada, la mansión enorme donde viven Raúl Castro y su familia, para resolver el problema.
Aquello de Díaz Canel en Twitter de que «Hoy se cumplen tres años del secuestro de nuestros médicos Assel y Landy. Continuamos infatigablemente realizando gestiones para su regreso seguro a la Patria junto a sus familias», nadie se lo cree. De lo contrario, que saquen a la luz las gestiones que han hecho los negociadores para su libertad, las presiones a Kenya para que ponga el dinero… algo que demuestre que se ocupan de verdad de los galenos secuestrados.
A fin de cuentas, la responsabilidad por la vida de los médicos es del gobierno de Cuba, porque fue quien -ministerio de Salud Pública mediante- los envió a aquellas tierras. Por lo tanto, le corresponde a los Díaz Canel y compañía traerlos de vuelta, sin sacar muchas otras cuentas.
Eso sí, el gobierno cubano sabe que si pagan millón y medio por el rescate de Landy y Assel, todos los médicos que están en el exterior -que son muchos- corren el riesgo de ser raptados para pedir sumas importantes por ellos. Y ese es solo un problema. El otro pasa por la situación actual de ambos galenos, porque nadie sabe si luego de que Al Shabab los libere, quieran volver a Cuba o no.
Los cubanos de cualquier parte del mundo conocen que la situación en el país está al borde de la catástrofe, y tal vez ambos decidan seguir su rumbo hacia otros lugares, algo a lo que le tienen un miedo atroz desde La Habana.
De cualquier manera, devolverlos con su familia sigue siendo una asignatura pendiente para el gobierno de La Habana, que no solo no hace nada porque regresen, sino que tampoco informa sobre su situación, porque esos no importan ya. Ahora interesan los que van a otros países a dejarles el 80 por ciento o más de su salario al gobierno, para que la familia real y sus más cercanos colaboradores vivan bien.