Por Rafael Muñoz
Berlín.- En tiempos de las guerras Púnicas, cuando Anibal y su ejército cruzaron los Alpes en elefante, todo lo que alcanza la vista sobre las montañas estaba cubierto de bosques. Era una Italia diferente.
Con la edad media se fue ganando terreno para la agricultura y el pastoreo. En tiempos modernos la protección de la naturaleza más estricta prohíbe cortar siquiera un árbol. Así que todo lo que no tiene un bosque, una carretera o una casa arriba, está cubierto por cultivos.
El clima aquí es muy rudo, con inviernos fríos y mucha nieve por lo que hay que aprovechar cada centímetro y cada minuto.
A pesar de la poca tierra que tienen, las condiciones de altura e inclinación de la montaña esta gente produce leche, queso y frutas en cantidades exportables. Y son una de las regiones más ricas de Italia.
La fórmula es sencilla, para producir hay que sembrar. De nada vale culpar a los ríos de Canadá, las guerras Púnicas o cruzarse se brazos y aceptar que están salaos.
El trabajo es la fórmula de la riqueza y el bienestar.
(Tomado del Facebook de Rafael Muñoz)