Por Carolina de la Torre (Facebook)
La Habana.- Me lo crean o no, siento cierta vergüenza por quejarme por asuntos que son tal vez menos graves que las inmensas desgracias que sufre hoy la humanidad. Duelen demasiado las masacres, guerras, actos terroristas y pérdidas de vidas. Pero muy poco, desgraciadamente, uno puede hacer para evitarlo desde acá.
Hay, sin embargo, otros problemas más cercanos que pudieran y debieran tener soluciones que estamos obligados a exigir. Uno de esos problemas es la ya demasiado larga escasez de medicamentos. Las personas que cuidan enfermos crónicos, los ancianos que malamente se pueden mantener y los enfermos que dependen de ciertas medicinas para sobrevivir están totalmente indefensos ante las graves consecuencias de esta situación.
Miles de hipertensos, diabéticos, cardiópatas, enfermos mentales, ancianos dementes o víctimas de artrosis ven sus vidas amenazadas por estas carencias vitales. Es decir, pueden morir.



Es dramático el espectáculo de viejos agotados, esperando afuera de las farmacias bajo el sol. Y no lo digo solo por mí, sino por la pena que siento al ver decenas de ancianos frustrados con sus tarjetones vacíos, porque «solo entraron 10, 20 o 30 frascos» y no lo que le toca a cada cual.
Ni hablar de los que sufren enfermedades raras, tratamientos que no hay en el país o acompañantes que tienen que llevar al hospital los accesorios que no hay.
Cuba tiene, en mi opinión, un sistema de salud bien diseñado, pero necesita medicinas y de todo lo demás (Entonces dónde está el diseño bueno).
No soy economista para tener las soluciones, pero considero que pasan por dos partes:
Una vez más el bloqueo que castiga a quienes negocian con Cuba y ha negado hasta el oxígeno durante la COVID (¿serio?), y revisar los presupuestos y priorizar los gastos en salud. No puede gastarse un centavo en actos, congresos, eventos patrióticos o en hoteles mientras falte lo vital. Se requiere una solución urgente, porque los enfermos y los cuidadores ya no pueden más.



(Lo que está entre paréntesis es de la edición)