MÉXICO LINDO Y QUERIDO II (LA CIUDAD UNIVERSITARIA DE LA UNAM)

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Por Abel Tablada ()
La Habana.- Esta segunda entrega de la crónica sobre mi viaje a México en septiembre de 2022 la quiero dedicar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Como expresé en mi anterior post, el viaje fue producto de una invitación de esta universidad, específicamente de la Unidad de Postgrado en el curso de Urbanismo y de la Doctora Juana Suárez Conejero. Tuve la oportunidad de ofrecer dos charlas sobre gestión urbana y urbanismo sostenible, de participar en un seminario de alumnos de maestría y de la preparación de un taller conjunto que incluía la visita de 8 estudiantes de ese Máster de Urbanismo a La Habana, en diciembre, que fue también un éxito.
La experiencia fue muy enriquecedora desde el punto de vista profesional y personal.
México siempre fue el país que yo quise visitar cuando saliera por primera vez de Cuba. No fue así pero las dos veces que he estado, he podido disfrutar al máximo su cultura, sus rincones y la gente tan cercana y querida.
El campus principal de la UNAM, llamado Ciudad Universitaria (CU) me impresionó por muchas razones, la primera de ellas por lo famoso de varios de sus edificios que veía en fotos y postales del viaje que realizó mi mamá en 1976, cuando yo era muy niño. Ya desde mis 4 años, me sentí atraído por la arquitectura, en este caso los edificios de la biblioteca central y la rectoría con una presencia muy fuerte de la estética muralista mexicana y una modernidad diferente a la habanera. Ya después mi mamá volvió varias veces, al igual que mi papá, y siempre visitaban la UNAM, la Universidad más grande de Latinoamérica y probablemente la más prestigiosa.
Tiene más de 300 000 estudiantes distribuidos en campus de otras ciudades y estados y sedes representativas fuera de México, incluyendo La Habana. Su gran matrícula se debe también a que incluye enseñanza preuniversitaria, pregrado, maestría y doctorado.
La UNAM se fundó en 1910 como una universidad pública, laica y gratuita, y su autonomía la alcanzó en 1929. Hasta la década del 50 estuvo en el llamado barrio universitario y en 1954 se inauguró la CU localizada en terrenos volcánicos de la periferia con 730 hectáreas.
Este campus, uno de los más grandes del mundo, es patrimonio de la Humanidad por sus valores urbanísticos, arquitectónicos, pictóricos e históricos. Su diseño fue resultado de un concurso ganado por los arquitectos Mario Pani y Enrique del Moral y posteriormente se les unió Mauricio Campos. El arquitecto Carlos Lazo fue el director general de la construcción.
La escuela de arquitectura tuvo una participación decisiva y varios de sus profesores y estudiantes fueron diseñadores de algunos de los edificios.
El de la escuela de arquitectura es el tercero en importancia desde el punto de vista de su ubicación, justo al frente de la biblioteca y a un costado de la rectoría, que con su torre encabeza esa gran explanada que se extiende por más de un kilómetro, y en la cual se realizan actividades de todo tipo y le da vida y magnificencia a todo el conjunto.
El arquitecto y pintor Juan O’Gorman fue el diseñador de la Biblioteca Central y autor de los murales en sus cuatro fachadas, representando a Tláloc, dios de la lluvia y la fertilidad y utilizando piedras traídas de todos los estados federales de México. Luis Barragán trabajó en aspectos relacionados con la vegetación y paisajismo característico de esa zona volcánica. A un costado de la explanada central está el edificio de Félix Candela, Pabellón de Rayos Cósmicos.
La facultad de arquitectura y urbanismo me impresionó por sus amplios espacios, su vida estudiantil, la presencia de obras de artes y tuve el privilegio de ser recibido por el vicedirector (vicedecano), la responsable de relaciones internacionales y por el Director (equivalente a decano) el Dr. Arq. Juan Ignacio del Cueto, que fue extremadamente amable y amistoso. A partir de esa reunión se restablecieron las relaciones entre las dos escuelas y después de una visita del director a La Habana se concretó un proyecto de colaboración con la UNAM y otras universidades de Berlín y Madrid para la realización de talleres conjuntos.
La facultad tiene más de siete mil alumnos y es tan grande que ocupa un espacio de varias hectáreas y posee pabellones independientes para albergar talleres de profesores y arquitectos de renombre, que enseñan a las nuevas generaciones al estilo de los ateliers de grandes artistas plásticos, aprendiendo mientras se produce.
La atmósfera de la escuela con su cafetería al fondo de un gran atrio llena de estudiantes y energía, sus amplios pasillos con esculturas, murales y gente diversa me dio cierta envidia porque me pareció que me perdí algo importante durante mi formación a pesar de haber tenido excelentes profesores, y es esa atmosfera de debate, intercambio y socialización. No es que esto no ocurra en nuestras universidades, también tiene que ver con mi propia personalidad algo introvertida, pero me parece que si ocurre es de forma menos evidente y con una mayor autocensura y contención tanto en las actividades organizadas como en las reuniones ocasionales.
En la UNAM, a pesar de mi corta estancia y sabiendo que me llevaba una imagen algo superficial, respiré una mayor diversidad de criterios, desde profesores neoliberales, otros de pensamiento marxista, hasta conocer que uno de sus edificios, el auditorio Justo Sierra, rebautizado como Che Guevara, está ocupado por jóvenes rebeldes (okupas) que reclaman que la universidad no sea solo un espacio para estudiantes por lo que organizan talleres y otras actividades reivindicativas de los menos favorecidos siguiendo los ideales del Che.
Es una Universidad Autónoma donde el pensamiento fluye y aunque, como en todo lugar con humanos, hay controles y luchas internas, también hay espacio para el disenso, la discusión, la crítica al gobierno, a las políticas globales, federales y locales. Nuestras universidades son rebeldes y cuestionadoras del orden internacional, pero en parte también son seguidoras pasivas de las políticas gubernamentales y el sistema imperante, lo que es una contradicción siendo las universidades cubanas cuna de movimientos estudiantiles rebeldes, contestatarios e insumisos y siendo cualquier universidad que se respete semillero de nuevas ideas, controversias y cuestionamientos sobre las causas de los problemas globales y locales aunque al final, la mayoría, respondan a los intereses de los poderes hegemónicos.
Más allá que siempre recordaré está primera visita a la CU de la UNAM porque coincidió con el terremoto en Michoacán del 19 de septiembre de 2022 mientras me transportaba en un bus intra universitario, también la recordaré por su grandiosidad espacial y artística, propia de su cultura ancestral mesoamericana y sobretodo por el cariño y amabilidad que recibí de esa pequeña muestra de estudiantes y profesores con los que tuve el privilegio de interactuar.
Para leer parte l de México lindo y querido: https://www.facebook.com/550843088/posts/10160010867908089/?app=fbl

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