Tomado de MUY Interesante ()
La Habana.- Irún y Hendaya son dos localidades separadas por el río Bidasoa. La primera pertenece a España y el río forma parte de la frontera con Francia, país al que pertenece Hendaya. A cinco o seis kilómetros de la desembocadura hay una isla de unos 6000 m2 que está justo en mitad del río. No está habitada, no tiene construcción alguna ni puente de acceso desde ninguna de las orillas. ¿A quién pertenece la isla y por qué un país querría tener semejante trozo de tierra aparentemente inútil?
Pues la posesión de esta isla corresponde durante seis meses al año a España y los otros seis a Francia. En la actualidad no es más que una cuestión administrativa para delimitar concretamente la frontera entre países que, en este punto, se mueve unos metros dos veces al año. Sin embargo, a pesar del pequeño tamaño de la isla, sobre su terreno tuvieron lugar algunos sucesos importantes en la historia de los contactos entre el país galo y España. Ha jugado, por tanto, un papel de territorio neutral en varios actos diplomáticos entre Francia y España. Esta es la historia de la isla de los Faisanes.
El Tratado de Paz de los Pirineos
La única evidencia que demuestra el paso del ser humano por la isla hoy día es un monolito con una inscripción conmemorativa en recuerdo del acto más importante que allí se haya llevado a cabo: el 7 de noviembre de 1659 se firmó el Tratado de Paz de los Pirineos. Con él se puso fin a la guerra que habían mantenido ambas naciones desde 1635, iniciada en el contexto de la guerra de los Treinta Años, que involucró a las grandes potencias de la Europa del momento.
Por entonces, los matrimonios eran una herramienta más de la estrategia políticas de los estados y sus monarquías. Como parte del tratado, se acordó el matrimonio entre Luis XIV de Francia, el Rey Sol, y la infanta María Teresa de Austria, hija del rey Felipe IV de España. La corte española entregó a la infanta a los franceses en esta isla. La acción sentó precedente y durante años el islote fue el punto acordado para el intercambio de infantas entre las cortes y de prisioneros con los que se negociaban acuerdos.
Postureo real
De sobra es sabido que la imagen pública y la simbología son preocupaciones importantes para las casas reales. El Tratado de los Pirineos fue firmado por Luis de Haro y el cardenal Mazarino, máximos representantes (validos directamente) de los reyes de España y Francia respectivamente, y para ello se realizó una construcción temporal sobre la isla. Esto generó una disputa por ver quién recargaba con más lujo su parte del pabellón improvisado. Más de dos meses duraron los preparativos, lo que hizo que incluso se retrasara la firma.
Diego Velázquez no solo fue pintor de la corte, sino que también ocupó el cargo de aposentador, encargado de disponer los aposentos de los reyes y sus familiares durante los viajes. Velázquez debía adelantarse para tener todo listo y dispuesto al servicio de los integrantes de la corte que formaran parte de la comitiva. Velázquez falleció apenas dos meses y medio después de que María Teresa cruzara la isla rumba a Francia. Hay historiadores que argumentan que este viaje y la intensidad de la operación fueron demasiado desgaste para un hombre que ya superaba los 60 años, pero no se puede atestiguar una relación directa entre la expedición y la muerte del pintor.
Una isla a medias
Con todo, la isla había pertenecido a España durante siglos y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando se acordó el condominio. En 1856 se firmó el Tratado de Bayona y, para evitar disputas, dos décadas más tarde se estableció que la isla de los Faisanes sería territorio de cada país durante la mitad del año. Desde entonces, es propiedad de Francia los meses de agosto a enero, y de España de febrero a julio.
Ambos países tuvieron que realizar trabajos de conservación para que la isla no desapareciera fruto de la erosión del río. Actualmente, sus 215 metros de largo y 38 metros de anchura están cubiertos de árboles y maleza que los ayuntamientos de Irún y Hendaya se encargan de mantener y cuidar durante sus respectivos períodos de propiedad.