¡OTOÑO!

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Por Gretell Bobelle ()
La Habana.-Salgo a buscar pastos y forrajes, que al final es lo que salimos a buscar. Nada. Una cola enorme y gente en Mantilla tirada en el piso. Cada vez que veo la gente en la acera es como si me patearan el alma. Eso es una de las cosas más dolorosas de soportar en estos días: la precariedad del espíritu. Me diluyo en la mierda cotidiana. Me sacudo estar molesta, amarga y todos los días me doy mi terapia.

Los afectos me quieren alegre de cuerpo y espíritu. Vaya pa la mierda! Claro que los entiendo. El amor pasa por desear que el otro esté bien. En mí, desde que llega esta época del año se instala una alergia de perros. Ante era muy leve, ahora me entrego a la histamina. Hace rato entendí a la miseria, la enfermedad en el archipiélago y sus circunstancias. Mi abuela decía, «nadie se muere en la víspera». Jodío dicho.

Llego con lo poco que encuentro. Desangrada dirían los intelectuales. Empingá, digo yo. En el whatsapp tengo mil mensajes de trabajo. Me acuerdo de Rubén (el de la moto), hizo el camino de la selva y ya está en la yuma. Siempre me decía mientras me llevaba a Fcom, «el que trabaja no tiene vida». Manda pinga con esa sentencia, pero tenía más razón que un santo.

Nada más parecido a la bipolaridad que esta mujer en estos días que suceden. Una se inventa de todo, desde sorprenderse con alguien nuevo, hasta perder en nada el sabor de la sorpresa y volverse a sorprender. Total, ya hay una edad responsable para caer todo lo bajo que permite un alprazolam. Por suerte mi desmadre emocional es tal que me pongo alegre con la metodología de investigación, coqueteando con la IA y estudiando growth marketing y eso ya me da la satisfacción de una paja. En este archipiélago te aferras a cualquier cosa o te pasa por encima como le ha pasado a muchos que ya tienen de vida un solo tema: Cuba.

La felicidad es una actitud. También la buena energía. Cada día cuento menos, escribo menos. En mi bitácora empiezo a ser más prudente. Si estoy mal me recojo, me aparto. Entendí que hay que tener claro no soltar las mierdas particulares. La gente está tan jodida que contar toda tu mierda, todo tu drama, más que un desahogo es tremenda hijeputá.

Alguien me pregunta qué necesito? A veces creo que la gente debe saber que necesita el otro y no. Ya Kike me dedicó una buena conversación en poner en perspectiva eso, y yo cuando ando perdida miro pa él, le hago caso. Nada. No necesito nada. En Cuba el qué se necesita es una pregunta retórica. Yo necesito todo y nada. Yo necesito irme pa la pinga de Cuba, la física y la espiritual.

Cada vez que oigo a personajes de los extremos, diciendo de ayudar al pueblo de Cuba, me revuelve la vida ciertas maneras. Pero soy yo y esta jodida educación que me dieron. Este país y sus circunstancias, esta tierra lleva su proceso y punto. Si vas a ayudar, no condiciones la ayuda. La ayuda no puede convertirse en bambolla y posición política.

El lado donde está la verdad no existe. Ya verán ese poder emergente de nuevos actores económicos en que tesitura componen. La lista de los jodidos y la de la gente pueblo profundo siempre será la misma. Fíjate que todo aquello que viene del pueblo profundo molesta, incomoda, da urticaria.

Por eso no creo en quién habla peyorativo de un repartero, de un maricón, de trans, de tortilleras, de Yudith la tetona que tenía al chama desde los tres años mataperreando en la calle. No creo en quienes critican a una madre de mi barrio, la llaman mala madre. No creo en quienes critican el reparto, su música, sus letras. ¿Qué pinga quieren? Qué se hable con lenguaje académico, que no se refleje lo que sustantivamente son. Aquí nunca será de lo que está bien o mal sino de cómo se debe cambiar una sociedad atrasada, rota, decadente. Una sociedad donde quepan todos y no unos pocos elegidos, elegibles.

Por eso no creo en la mayoría pro cambio en Cuba. Esos que si dices dos pingas se le sube el color al rostro y tuercen la cara. Esos para los que el churre no existe. No hablo de los comunistas porque al que le guste eso le gusta la mierda.

No quiero decir que estoy cansada. Yo no estoy cansada, yo lo que tengo que acabar de tomar distancias y entender con objetividad todo este desmadre. La Cuba pasional que llevamos dentro nos ha pasado la cuenta. Esta revolución de Félix B. Caignet y su derecho de nacer nos ha pasado la cuenta.

Apunto mis pendientes. He empezado a escribir en papel mis rumbos, mis tareas. Empecé a hacer ejercicios, a sacar pila e gente de mi vida o ponerlos tres rayitas más abajo del cariño. Ese muchacho me gusta, me importa, si se pone en plan no tengo tiempo sigo de largo. Ya yo ando en una edad que si no estás listo para tirarte en lo hondo y nadar te quedas en eso.

Es certeza que en esta vida mientras más te agacha más enseñas las nalgas y yo quiero lo mismo que doy sino no quiero na. Con Cuba y con la gente ya se me acabaron las cosas a medias, las medias tintas, los paños tibios. Llamar las cosas por su nombre y una manda pa la pinga, absolutamente, siempre será justa y necesaria.