Por Jorge Menéndez
Cabrils.- Desde hace algún tiempo, el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, tiene serios problemas con Hungría, que, por ser miembro de la Unión Europea, tiene derecho de veto para cualquier ayuda económica que provenga de los fondos europeos, así como para la incorporación de Ucrania a la UE y a la OTAN, sus sueños dorados.
Los problemas con Hungría tienen su origen en la determinación de Ucrania de integrar en su lista de patrocinadores terroristas al banco húngaro OTP, el mayor de su tipo en el país, al cual acusa de tener negocios en Rusia.
Además de esto, Zelenski prohibió la enseñanza en húngaro en las zonas donde históricamente se han asentado las minorías del vecino país, provocando un conflicto que parece tener solución, llegado este momento, pues Kiev necesita 500 millones más de euros del fondo para la paz de La UE.
Evidentemente, Zelenski sabía que que no iba a recibir nada por el bloqueo húngaro y, de manera muy ladina, lo primero que ha hecho es sacar al banco húngaro del listado de patrocinadores del terrorismo. Así se asegura su consiguiente permanencia a costa de nuestros impuestos. En tanto, en referencia a las minorías húngaras, está por verse cómo Ucrania deroga la ley para poder restablecer los derechos de estas, porque de lo contrario se las verán crudas.
Por otra parte, el discurso de Zelenski en la ONU, respecto a los países que ayudan a Rusia, por el mero hecho de bloquear los cereales ucranianos a sus mercados para no arruinar a sus agricultores -léase Polonia, Hungría, Bulgaria, Eslovaquia y Rumanía- ha provocado la ira del presidente polaco, Andrzej Duda, quien ya ha confirmado que no va a ayudar militarmente más a Ucrania y le ha pedido a Zelenski un poco de agradecimiento por tener a más de un millón de refugiados ucranianos y por la cantidad de armamento y ayuda humanitaria suministrada.
Asimismo, se habla también de que Estados Unidos ya tiene una deuda tan grande que va a reorganizar su presupuesto, sin incluir más financiación a Ucrania.
El tiempo pasa y lo va poniendo todo en su lugar. Porque por mucho que pretendamos hacer creer cosas, muchas de ellas antinaturales, Ucrania no está en condiciones de aguantar una guerra hasta el infinito con Rusia, ni los estados que la financian están por la labor de hacerlo por los tiempos de los tiempos.
Hasta China, incluso, se ha subido al carro de las protestas contra Ucrania, porque el hombre fuerte de Kiev ha incluido a tres petroleras del país asiático en su listado de empresas terroristas. Y me temo que lo haya hecho siguiendo órdenes de su dueño, con lo cual se sigue metiendo en un berengenal.
Para mí está claro: Ucrania, o Zelenski, han cambiado de dueño: a Kolomoiskii por el presidente Joe Biden, pero la sumisión trae estos despropósitos. Y seguramente ahora está aspirando a policía.