Por Jorge Sotero
La Habana.- Cuando el gato está acorralado, pone sus espaldas en el suelo y se defiende bocarriba. Lo hacen todos los felinos para evitar que les cojan el cuello por arriba. Y en esa situación, hasta el más debilitado de los gatitos puede ser muy peligroso. En esa situación se encuentra ahora el gobierno cubano y hay que temerle, porque puede ser capaz de todo.
Sin embargo, los que dirigen el país insisten con las promesas, con las falsas esperanzas, con la ilusión, y han orientado a sus huestes emprender una campaña de convencimiento a todas las escalas para recuperar un poco de la credibilidad perdida. No tiene que ser mucha la que recuperen, a ellos les basta con un poco para intentar ganar tiempo y ver lo que sucede mañana.
Las orientaciones bajaron desde la cúpula del Partido Comunista a las provincias, de ahí a los municipios, y luego a los núcleos, sobre todo para que esas organizaciones en los centros de trabajo y en las zonas influyan en las personas del entorno con un mensaje positivo, para que el desaliento no siga haciendo mella en la población.
El tema electricidad -léase apagones- está en el centro del énfasis de la alta dirigencia cubana, que olvida, al parecer, que hace exactamente un año, el impuesto presidente, Miguel Díaz-Canel, pidió que le dieran unos meses, hasta el fin de año -de 2022-, para resolver de una vez por todas los problemas eléctricos. Todo eso mucho después de que Fidel Castro, el extinto tirano, dijera, por ejemplo que «Pinar del Río no volverá a conocer ya los apagones».
Acá les dejo las instrucciones emanadas de la cúpula gobernante, que tuvo el placer de enviarme uno de esos militantes comunistas que desde hace mucho rato quiere salirse de la organización, pero que le han dicho que si se va se tiene que olvidar del trabajo.
En primer lugar, la directiva advierte que «no estamos en cero combustible», aunque no dice porqué no hay transporte público, las ambulancias no existen, los ómnibus interprovinciales han desaparecido y en la mayoría de las provincias del país vuelve a haber problemas para adquirir gasolina en los lugares de expendio.
«Se necesita que todo el mundo ahorre energía. Se puede. Es criminal tener un bombillo, un ventilador o el monitor de una computadora encendido por gusto», en un llamado agónico a que cada uno piense en el otro, porque hace unas horas, según el parte de la empresa eléctrica, había un déficit de más de 900 MegaWatts. En cualquier momento pasan por las casas requisando bombillos y televisores, a los que tengan más de uno.
Al mismo tiempo, dicen que «la planta Energás, de Boca de Jaruco, deberá incorporarse al sistema electroenergético nacional empezando octubre», como si eso fuera una gran noticia y olvidando que se trata de una instalación adquirida de segunda mano en Canadá, con 25 años de uso en Cuba y con poca capacidad de generación.
La mejor noticia, sin embargo, llega con el anuncio de que «en la primera decena de octubre deberá mejorar la entrada de combustible al país». Lo dicen sin convencimiento alguno: «deberá», sin certeza, porque para estar seguros tendrían que tener dinero en la mano y ellos no lo tienen. El crédito de 106 millones de dólares para adquirir combustibles en Rusia se agotó, México hizo envíos por 200 millones más, que aún no ha cobrado completamente, y Venezuela no quiere seguir regalando sus hidrocarburos a la isla.
«Deberá mejorar», solo de leer esas palabras, cualquiera, aunque no sea especialista en temas económicos, se dará cuenta de que el futuro de la isla pende de un hilo. Eso sí, los aviones de la cúpula gobernante deben estar llenos por si en algún momento el pueblo se lanza a la calle y va a por ellos.
También dicen que «se están refinando en Cuba unas mil 300 toneladas de petróleo, todos los días». Lo dicen así, como si fuera la gran noticia, cual si eso resolviera todos los problemas, solo para que los encargados de repetir sus orientaciones tengan algo qué decir. Tal vez para que el abuelo del núcleo de jubilados le salga al paso al nieto y le diga: «pero cómo vas a decir que no hay combustible, si estamos refinando unas mil 300 toneladas al día, y eso que estamos bloqueados».
La parte dura, la más dura viene después, en el punto seis: «Las termoeléctricas con que contamos están obsoletas. La corrosión las afecta mucho, por: la presencia en sus instalaciones (necesariamente) de azufre, pentóxido de vanadio, cloruro de hidrógeno y, para colmo, hasta del sargazo (alga marina) que ha proliferado en las costas del país. También, por supuesto, la salinidad».
Este punto lo deja claro: pudiera entrar combustible, pudiera entrar en servicio la Energás de Jaruco o la que sea, pero en cualquier momento se rompen de nuevo las termoeléctricas, las cuales, por puro milagro divino, funcionaron a la perfección durante el tiempo que estuvieron en Cuba los delegados a la Cumbre del G-77 + China.
Al mismo tiempo, en el punto siete, insisten en que «no se trata de parar nada; sino, de racionalizar los recursos». Pero me pregunto qué más van a parar, si en Cuba todo está parado. El país no genera nada, no produce, vive de las donaciones de Vietnam, China, Bolivia, México, Venezuela y de las escasas compras a Estados Unidos de pollo. Ni para el turismo hay recursos. Hace unos días en los hoteles de la cayería norte no había ningún lácteo: leche, mantequilla, yogurt, queso o helado. Y así quieren que vengan más turistas.
Eso sí, el llamado a la población es a que se informe, pero observen esto: «se necesita estar informado, por los canales oficiales. Usted no se deje confundir», lo cual quiere decir que no deben ir a las redes, a los medios alternativos, ni a los influencers, porque esos solo tratan de confundir a un pueblo que siempre ha estado adoctrinado y que se ha informado por Granma, el NTV y la Mesa Redonda, los medios más desinformadores de toda la historia de Cuba, para no decir que son, por mucho, los que más han mentido. De esa forma, el gobierno podrá establecer sus matrices de opinión, como aquel del bloqueo como causa de todos los males.
Después, manda un mensaje esperanzador, dirigido más bien a los que aún no han sido fecundados: «Se está cambiando la matriz energética del país hacia fuentes renovables, como las que producen el viento y el Sol. Eso tarda. No es para mañana».
Es un mensaje de optimismo, a largo plazo, pero que puede estar condicionado, porque el día que se use la energía eólica, por ejemplo, son capaces de decir que por culpa del bloqueo ha dejado de soplar el aire. Para los gobernantes cubanos es fácil mentir, porque saben que nadie se parará frente a ellos y le dirá a la cara que son unos embusteros.
Y para terminar, como no podía ser de otra forma, lo dejan claro: «El bloqueo yanqui es una realidad. No lo dude…». Solo faltó la frase de Canel en la que dice que «levanten el bloqueo y vamos a ver a cómo tocamos», como si él y su gobierno fueran capaces de hacer algo a corto plazo para evitar el éxodo, el hambre, la falta de alimentos y medicinas o la precariedad en la que vive más del 95 por ciento de la población cubana.
El gato, no lo olviden, está bocarriba. Pero pudiera ser incluso un león en actitud defensiva, que la situación en la sabana está tan mala que no podrá hacer nada para evitar su caída. Para mí sigue siendo cuestión de tiempo.