Por Jorge Menéndez
Cabrils, España.- Ayer, después de leer las noticias de la Mesa «Retonta», me quedé con dos frases muy elocuentes de lo que significa la Cuba de hoy: la canasta básica se importa 100 % y el país no tiene crédito y cada vez se hace más difícil comprar.
Curiosamente, si cogemos estas dos premisas podemos ver un denominador común. ¿Qué pasaría si la isla produjera su canasta? Habría producciones, puestos de trabajo y salarios dignos y, por sobre todas las cosas, la nación no tuviera necesidad de financiación. Garantizaría los alimentos normados y tendría moneda para comprar lo que no puede producir.
Se preguntarán, ¿por qué la dictadura no tiene créditos? Desde hace años cacarea que honra sus pagos y todos sabemos la condonación de 8 500 millones de dólares del Club de París; los 30 000 millones perdonados por Rusia y así sucesivamente. Recuerden el reciente juicio de un Fondo de Inversión que adquirió una deuda con un banco chino, que dicho sea de paso, Cuba nunca pagó, como tampoco dieron un solo centavo por el pollo y carne de res provenientes de Brasil. Años atrás tenían más de 20 proveedores y todos dejaron de abastecer al régimen porque no paga. Hoy en día ver un producto brasileño es algo sumamente raro. El gigante sudamericano, además, le reclama a Cuba el crédito del Mariel, de aproximadamente 650 millones.
La respuesta a todo esto es muy obvia, la Mayor de las Antillas le pide financiación a medio mundo y después no paga. Curiosamente el único país que se libra de este problema es Estados Unidos, “el del criminal bloqueo”, pues cobra por adelantado.
Esa es la realidad. A todos los países le tomamos el pelo y se rompen los contratos. Por ejemplo, Argentina reclama un crédito de 3 000 millones adquirido en los años 76-77. El Club de París, a pesar de habernos perdonado 8500 millones, lleva cuatro años sin recibir un duro de Cuba. En tales condiciones, quién es el valiente que le regala dinero a los Castro?
Este tema de impagos le acarrea al gobierno cubano buscar en Bielorrusia leche en polvo que bien pudiera comprar en Brasil, México o Colombia, con los consiguientes gastos logísticos. En economía, cada metedura de pata te penaliza. El régimen quizás tenga el modelo económico más fatídico del mundo porque no responde ni a los intereses de los mafiosos que gobiernan.
Cada día que pasa y ante cada nueva intervención en la Mesa “Retonta”, se constata que tienen el nudo más apretado a la garganta y el riesgo de explosión social cada vez más latente. No se pueden resolver los agobiantes problemas económicos «haciendo Revolución» o escuchando al bruto del señor Alejandro Gil. Decir que esto se resuelve con más socialismo es una estupidez monumental. La economía no entiende de demagogias y slogans.
Decía Elián González que la Revolución no son apagones, hambre y pobreza. Para cada momento de fracaso se inventan una nueva consigna. Gil será sacrificado como mismo hicieron con Marino Murillo. Ya le queda menos en el cargo y le achacarán todo el desbarajuste económico de la isla. Eso sí, vendrá otro mequetrefe más, por eso no se preocupen.
Muy pronto iremos a comprar las velas del futuro a la India, los fósforos para encenderlas a Pakistán y las antorchas para alumbrarnos a China Los países cercanos ya están estafados. El camino se va haciendo más corto.
