Por Iran Capote
Pinar del Río.- Hoy, un amigo de los años, refunfuñó porque le pedí candela para encender un cigarro. Al final accedió, porque su generosidad es más grande que su precaución. Según él, con esta escasez de combustible, hay que ahorrar hasta el de la fosforera.
Otra amiga me dice que desde que los nuevos precios de los frijoles se dispararon a trescientos y tanto la libra, ella ha optado por no comerlos, aunque después no pueda «dar del cuerpo». Yo me reí por lo ingenioso de la frase. Y ella acotó después, que hasta se alegra de no poder «dar del cuerpo» porque también habrá paro en las conductoras y así ahorra cantidad de agua en la taza del baño.
Un tío me escribió desde San Juan, preocupado por la malas nuevas con respecto a la situación combustible-político-económica-educacional-sanitaria del país. Siempre le gusta que conversemos al respecto, aunque nuestras posturas no sean las mismas. Para entrar en debate me pregunta: «¿Cómo le ves el ojo a la chiva?» A lo que yo replico: «Tiene dos tuertos y el otro con peste». Extrañamente hoy no me hizo la pregunta al principio de nuestra charla. Hablamos sobre el precio del MLC y la libra de arroz, sobre mi suceso anoche con Zuleidy y la Mesa Redonda, pero no mencionó a la chiva.
Como no me puedo quedar con dudas, antes de que colgara, le pregunté: «¡Tío! ¿Hoy no me vas preguntar por la chiva? » Y entre dientes me respondió:
«A la chiva le metieron dos palazos por el lomo y se quedó «arrenga´».