Por José Walter Mondelo
La Habana.- Se cumplen hoy 476 años del nacimiento del padre de nuestra lengua y de la novela moderna, Miguel de Cervantes y Saavedra.
Su obra maestra, El Quijote, ha sido, después de la Biblia, la obra más veces publicada y también la más traducida en todo el mundo. Dostoievsky dijo sobre ella: «En todo el mundo no hay obra de ficción más profunda y fuerte que ésa. Hasta ahora representa la suprema y máxima expresión del pensamiento humano, la más amarga ironía que pueda formular el hombre y, si se acabase el mundo y alguien preguntase a los hombres: Veamos, ¿qué habéis sacado en limpio de vuestra vida y qué conclusión definitiva habéis deducido de ella? Podrían los hombres mostrar en silencio el Quijote y decir luego: «Ésta es mi conclusión sobre la vida y… ¿podríais condenarme por ella?»
Aquí les comparto algunas de las frases más famosas del libro inmortal:
La senda de la virtud es muy estrecha y el camino del vicio, ancho y espacioso.
¡Oh, memoria, enemiga mortal de mi descanso.
Las armas requieren espíritu como las letras.
La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.
Quien canta, sus males espanta.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu.
Los males que no tienen fuerza para acabar la vida no la han de tener para acabar la paciencia.
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo!
De altos espíritus es aspirar a las cosas altas.
Por la calle del «ya voy» se va a la casa del «nunca».
El amor junta los cetros con los cayados; la grandeza con la bajeza; hace posible lo imposible; iguala diferentes estados y viene a ser poderoso como la muerte.
De gente bien nacida es agradecer los beneficios que recibe.
La ingratitud es hija de la soberbia.
Las honestas palabras nos dan un claro indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe.
Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.
La sangre se hereda y la virtud se aquista; y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.
Esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y sobre todo, ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quien derriba.
La pluma es lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos.
Por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida.
Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.
Bebo cuando tengo gana, y cuando no la tengo y cuando me lo dan, por no parecer o melindroso o malcriado.
El año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre.
Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.
Y verá el mundo que tiene contigo más fuerza la razón que el apetito.
Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro.
No huye el que se retira.
(Tomado del muro de Facebook de José Walter Mondelo)