Por Oscar Durán
La Habana.- Repite conmigo: Libertad. Esa es la palabra clave en el tema de la emigración cubana. Pueden existir otras causas, pero la principal es la falta de libertad del pueblo cubano. Vamos para 65 años en las mismas y la única vía de escape es salir echando de la isla. Lamentablemente no tenemos pantalones para sacar al tirano, entonces la solución es montarse en avión y emprender un viaje con destino a donde sea.
Sí, usted puede me puede decir que el tema económico es el factor primordial en esta ola migratoria, pero cuando un país no tiene libertad es como si careciera de todo. ¿Vieron a Díaz-Canel paseándose de lo más rico por New York? Eso es democracia, eso es vivir en un país de libertades.
A mis 33 años, yo no conozco la libertad. Hoy fui a la panadería a buscar el pan. No había. Quería pararme en el medio del Partido municipal y hacer una protesta pacífica, pero nadie me siguió y una golondrina no compone verano. La solución es pirarme, como mismo lo han hecho médicos, científicos, deportistas, vendedores de dólares y coleros.
Emigrar es duro, muy duro. A eso nos sometió el régimen. Dice mi colega Jorge Sotero que hasta las aves cambian de hábitat desde tiempos inmemoriales. Y le encuentro razón. Sin embargo, le faltó decir que las especies no emigran porque las expulsan de donde están o porque viven en cautiverio. A nosotros sí nos expulsan y vivimos en un cautiverio desde hace medio siglo, mientras los gobernantes gozan de libertades absolutas y hasta tienen inmunidad presidencial para recorrer el mundo.
Algún día los millones de compatriotas emigrados volverán a una Cuba libre. Falta para eso, pero ese día llegará. Cuando eso suceda, entre todos debemos acordar que el primer derecho de cada cubano sea conservar la libertad, en todo el sentido de la palabra.
¡Qué lindo es progresar y tener una vida digna en el país donde naciste! No hay como estar en tu casa y tener el refrigerador lleno de cosas, un salario que alcance para todo, salir a pasear los fines de semana en tu carrito nuevo y disfrutar en familia de las cosas lindas del mundo.
Luchemos por eso, cubanos. Nuestros hijos lo agradecerán. Estamos hasta el último pelo de tanta desgracia y falta de libertades. No hay mal que dure 100 años, pero este no puede llegar a los 99, pues estaremos condenados a una cadena perpetua. De nosotros depende la libertad de Cuba, aunque estemos fuera de ella.