Por Jorge Fernández Era
La Habana.- Comparto la publicación que ha hecho en «Telescopio Cubano» el perfil falso Fabio Venancio González. Curioso que un personaje de esos que se esconden tras banderas cubanas, pero no la honran, hable de la valentía de que carece. Cómo explicar que quienes están amparados por el aparato de poder sean los que se escuden tras una imaginaria identidad para denostar a los que ponemos nombre y apellidos a nuestros actos.
«La dicha de la vida» que puso en el camino de «Fabio» la fotografía que publica —y que mi archivo le agradece— la tiró una negra gorda con bata blanca que se escondió menos que el susodicho para hacerlo. Ambos demuestran cuán honda es la Zanja a la que me referí en mi post de igual nombre —que a él, menos mal, le pareció escrito «con poco humor»—.
Mientras más observo la instantánea, no logro discernir en mi pose «el verdadero carácter de un hombre que dice tener el coraje y valor suficientes para enfrentarse a un proceso penal por violar la ley incansablemente, aunque quiera demostrar lo contrario», mucho menos la «verdadera tristeza y preocupación» de alguien «destruido por sus propios pensamientos, tan cabizbajo que expone quién es en realidad», «que tocó fondo y que no tiene ninguna otra salida que no sea pasar su vida tras barrotes, algo demasiado habitual en su libro familiar».
No puedo sino aplaudir una publicación como esa. El post de «Telescopio Cubano» revela en todo caso los únicos «principios» con los que pueden combatir mi palabra, la de Alina, la de René Fidel, la de Madelyn, la de tantos otros. Desnuda con toda la fetidez de esa celda el actuar de los represores. Eso se llama caer muy bajo, ser exageradamente pendejos. Debe ser que se dan cuenta de que los tiempos cambian, «Venancio, qué te parece».