Por Oscar Durán
La Habana.-Sí, todos los presidentes viajan. Debemos verlo como algo algo normal. Pero como en Cuba nada es normal, los viajes al exterior de Miguel Díaz-Canel Bermúdez ningún cubano lo puede celebrar mientras la isla siga destruida y a punto de derrumbarse.
El dictador cubano ahora mismo anda en New York con su inseparable Lis Cuesta. Lo que nunca hizo Fidel Castro y su hermano menor, el Hombre de la Limonada no solo monta en el avión a su esposa, también lleva a su hijastro. Y mientras Canel está hablando sandeces en la Organización de Naciones Unidas (ONU), la primera dama debe andar comprando sus pacotillas por Quinta Avenida.
Si Cuba fuera un país próspero, donde sus habitantes no tuvieran problemas de ningún tipo, por mí como si el presidente viaja un día sí y el otro también. Con familia incluida hasta la tercera generación, si así lo desea. Eso no es tema. Sin embargo, mientras estos mequetrefes tengan un país tan devastado, hay que ponerles el dedo hasta porque se bañen en una piscina.
Por ejemplo, la última gira por África, solamente en pasaje, la delegación cubana debió pagarle a Conviasa -entre diablos no se regalan caramelos- un total de 323.750 dólares. Con ese dinero, ¿cuántas casas se pudieron construir a los damnificados por el paso de huracanes?
Y si calculamos el viaje realizado a Europa (La Habana – Roma – París – Belgrado – La Habana), con un total de 27 horas de vuelo, el costo fue de unos 236.250 usd. Si unimos los dos viajes, suman un total de 560.000 dólares, tomando en cuenta los precios de alquiler de una aeronave modelo Boeing.
Más de medio millón de dólares en esa gracia y no resuelve ni harina de trigo para el pueblo. ¿No es mejor quedarse en Cuba e ir con la Machi a los lugares vulnerables del país y tratar de resolverle los problemas a sus compatriotas? Total, se pasan la vida viajando y el cubano sigue en las mismas.
Ahora andan por New York. Gozando. No fueron en Conviasa porque la aerolínea de Nicolás Maduro no puede entrar a Estados Unidos. No sé con exactitud en qué avión viajaron a la capital del mundo esta vez, pero otra millonada debieron pagar por ese viaje.
Nada de eso sale del bolsillo de Canel. El pueblo es quien paga todo. Desde los vestidos de la Machi, hasta la langosta que se comen en restaurantes lujosos.
¡Qué rico es ser presidente de Cuba! ¡Qué rico es ser primera dama de Cuba!
