Por Jorge Fernández Era ()
La Habana.-
—¿Me permite su identificación?
—¿Pasa algo?
—Pasará. ¿No se ha enterado de que los próximos 15 y 16 de septiembre se realizará en La Habana la Cumbre del Grupo de los 77 más China?
—Pretenciosos los chinos, ¿eh? Se suman a ese grupo de países como componentes de un bloque y, sin embargo, hay que mencionarlos aparte. ¿Por qué con su incorporación no pasó a llamarse, por ejemplo, «Grupo de los 78»?
—A mí eso ni me va ni me viene. Me tienen sin cuidado los conflictos Norte-Sur. Lo mío es detener a este o este.
—¿Y qué he hecho yo para que me conduzca?
—Por ahora nada. Pero está situado en un parque colocado a su vez en el recorrido que realizarán las delegaciones invitadas a la cumbre, y mi deber es cuidar dicho itinerario.
—La gente estorba.
—Individuos como usted sí. Consumir cerveza en lugares públicos puede ser síntoma de próximos conflictos si se reúnen dos o más.
—Debían preocuparle más los conflictos a analizar en la cumbre.
—Ni que a usted le intranquilizaran tanto. ¿Va a decirme que «los retos actuales del desarrollo» le dan por sentarse en un banco a beber?
—«El papel de la ciencia, la tecnología y la innovación» sí. El presidente se salió con la suya imponiendo el tema de su preferencia. Deberíamos preguntarle por qué una Cristal o una Bucanero cuestan más que un laguer importado.
—¿Ve la necesidad de limpiar el recorrido? Asuntos como el que usted plantea distraen la agenda del evento.
—Asuntos que, de no tratarse, convierten a la cumbre en lo que dice Cubadebate que no va a ser: «otro ejercicio de diplomacia multilateral que no tiene relación con el día a día de la gente, que tributa a un evento que podría constituir un torneo de discursos y oportunidades para tomar fotos memorables».
—Como la de usted sentado en este parque.
—Como las de «otros» sentados en sus tronos. Se dilapidan recursos que no tenemos en reuniones internacionales que no resuelven nada, para después proseguir con reuniones nacionales que resuelven menos.
—Tendré que informarles a mis superiores que lo de usted con la bebida es «lo de menos».
—La realidad, como siempre, es mucho más compleja. Increíble que en la declaración final que rubricarán los ciento treinta y cuatro estados miembros, representativos del ochenta por ciento de la población mundial, no se haga alusión a una guerra que, por sus consecuencias, afecta económicamente al mundo entero: la invasión rusa a Ucrania.
—Querrá decir «Operación Militar Especial».
—Para «tenerle sin cuidado» los conflictos, no está tan mal desinformado.
—Es que nos tienen corriendo con lo de los jóvenes reclutados por Rusia. Ni cuando Angola se vio tal entusiasmo por participar en una guerra.
—¿Y no cree que sería pertinente que Cuba aprovechara el foro para denunciar al gigante eslavo?
—¿Es grande el presidente de Eslovenia?
—«Gigante eslavo» es una frase que se utiliza para referirse a Rusia, que ya no es, por cierto, el país que alberga la «eterna amistad entre los pueblos soviético y cubano», como todavía pretende hacer ver el lenguaje oficial.
—Tampoco Ucrania es parte ya de la URSS.
—Ni del Campamento de Pioneros de Tarará… ¿Ve lo que digo? Al final el país sede elimina aquellos temas que pueden resultarle álgidos. O los trata a su manera. ¿Cómo se come que Cuba denuncie ante el mundo «las crisis económicas y financieras, la fragilidad de las perspectivas económicas mundiales, el aumento de la presión sobre los alimentos y la energía, la volatilidad de los mercados, la inflación, el ajuste monetario y el desplazamiento de las personas»?
—Debía usted desplazarse para otro parque.
—Espero a unos amigos.
—¿Cuántos?
—Setenta y siete si no viene El Chino.
(https://eltoque.com/cuba-en-pausa-por-una-cumbre?fbclid=IwAR3KnfFya5wkpqCZfGtR4QuyCkzLW9dTs3f332EVsa7bEcyUmerv3r8vHWA)