Por Arturo Mesa
Atlanta.- José Martí confiaba en la palabra como el arma más potente de todas, el verbo al servicio de las ideas. No hay herramienta más fuerte que ese verbo agudo al servicio de las ideas. Basta ver un debate televisivo para entenderlo. Pueden ser demócratas contra republicanos, madridistas versus barcelonistas o el físico mayor, Oscar Álvarez, enfrentando al defensor de la existencia de vida extraterrestre.
En Cuba, con un mínimo de técnicas discursivas, los del poder van a ganar siempre. Y eso lo saben los dirigentes. Por ejemplo, en el más reciente reportaje de Lázaro Manuel Alonso se hace evidente esa idea. Tanto es así, que el mismo periodista se confunde cuando asegura que “la imposibilidad de satisfacer las necesidades de efectivo no es resultado del proceso de bancarización”. Lo mismo dice el vicepresidente del Banco Central de Cuba (BCC), un tal Alberto Quiñonez, quien señala que antes del proceso, ya la situación era crítica.
¿Cuán manipulado, atemorizado y bruto habrá que ser para no llegar a la conclusión de que si antes del proceso de bancarización la situación era crítica, en qué cabeza pudo surgir la idea de entrar en un proceso tan tecnológico sin haberse asegurado antes de la efectividad del mismo?
¿Y quién paga ahora por una cola más? -un deterioro más en la paupérrima calidad de vida del cubano-, o por una carga más en el cúmulo de problemas que enfrenta el trabajador común.
El funcionario añade que: de 515 cajeros, 155 no sirven y entre 40 y 50 hay que darle mantenimiento a diario. Imagínese usted si esta es la situación en la capital de todos los cubanos, ¿cómo será en Las Tunas?
Ustedes dirán que la tengo cogida con ellos, pero ¿de dónde salió la orden de eliminar el CUC en el 2020 en plena pandemia? ¿Por qué hacer un reordenamiento? ¿Quién mandó a imprimir millones de pesos si eso condujo a una inflación? ¿ Por qué traer una divisa nueva y virtual basada en la moneda del supuesto enemigo? ¿Quién impuso un sistema de compras del que no se beneficia ni la mitad de la población?
¿De dónde surgió la idea de la nueva improvisación bancaria? Respuesta única y absoluta: salió del oportunismo y la facilidad con la que cuenta el Estado y el Partido de hacer lo que se le antoje sin tener quién se oponga a sus designios, ni quien les cuestione sus acciones. Esto sonará dantesco, pero al socialismo lo está destruyendo el Comunismo.
Veamos ejemplos del poder de la palabra y la manipulación del inmortal:
- No hay combustible. (Es que la gente está acaparando porque temen que se acabe).
- No hay generación suficiente. (Es que la gente está poniendo muchos los aires).
- No hay productos en las tiendas. (Es que las Mypimes se lo llevan todo).
- No hay productos médicos. (Es el bloqueo, aunque llegamos a cubrir un 70% de las necesidades internas, como si el bloqueo fuese cosa de ayer).
. No hay trigo. (La Guerra en Ucrania).
No hay malanga. (Los huracanes).
Y la última, según el reportaje:
- No hay efectivo. (Es que la gente está sacando más de lo acostumbrado).
¿Llegará a preguntarse el directivo porqué la gente está sacando más efectivo que antes, o eso sería pedirle demasiado?
Lo que sí les aseguro es que nos seguirán manipulando, porque nuestras armas han sido la confianza en el Mesías, en vez de ejercer nuestro derecho «Constitucional» a exigir un resultado positivo de quien asegura nos gobierna para bien y progreso de la nación y no para justificarse.
Por menores justificaciones han desaparecido razas enteras.
Nuestras armas también han sido compartir noticias histriónicas de fuentes tan malas como las nacionales y seguirle la rima a los supuestos liberadores que desde sus sofás, buscan una nueva oportunidad de protagonismo e ingresos.
A todas esas fuentes, basadas en mentiras, rumores y odios irreparables, los desbanca el gobierno en un abrir y cerrar de ojos como los desbancaría cualquiera con conocimiento de las técnicas de la manipulación. Y entonces, cuando brincan a la luz las verdades detrás de los mesías y las redes, quedamos más desesperanzados que antes.
A quien sí no puede desmentir el gobierno es a ese tipo que salió en el documental casi al final y dijo, tranquilamente: “Es otra cola más que tenemos que hacer”. ¿Qué le va a decir a ese hombre el Partido?: «Es el bloqueo». Entonces serían ellos los que quedarían expuestos y ridiculizados porque la historia de los que vencen y de los 197 estados reconocidos por la ONU, es la historia de quienes se sobrepusieron a miles de bloqueos, que dicho sea de paso, existe, si no pregúntenle a Biden qué fue lo que firmó hoy mismo. Pero ese es otro tema.