Por Jorge Menéndez
Madrid.- Una vez más el gobierno cubano ‘mete con la cara’ para tratar de dar una buena imagen al mundo, y ahora pretende organizar un Festival Cultural para -y con- los cubanos residentes en el exterior. Y ya tiene fecha: del 2 al 12 de noviembre próximo.
Parecería que la inmensa mayoría de cubanos que ha emigrado son devotos del gobierno y están a favor de las buenas relaciones con el mismo. Desde luego que el referido festival forma parte de la manipulación del gobierno de cara a la galería, para intentar lavar su imagen.
¿Quiénes acudirán al festival, previsto para la capital cubana?
Es evidente que acudirán cubanos que, desde afuera, trabajan por mejorar la imagen del régimen, muchos de los cuales viven, actualmente, de los cientos y cientos de empresas solapadas que el castrismo tiene en los más diversos países para recaudar moneda dura.
También asistirán aquellos que ya tienen negocios con Cuba a base de discriminar al cubano que no tiene posibilidades; y los que agreden sin pudor a los contestatarios del régimen y que viven la dulce vida desde afuera.
Da gracia ver cómo el gobierno cubano da riendas sueltas a la publicidad del Festival con la emigración, como si todo fuera » tan dulce» y olvida todo lo que hay detrás de la mayoría de esos que abandonaron un día su casa, su tierra, su familia.
Gran parte de esa diáspora ha sido obligada a irse de su país, aun cuando no quería hacerlo, por el solo hecho de no estar de acuerdo con el sistema. Y no solo eso, si no que el gobierno se abroga el derecho de no dejarlos entrar a la tierra que los vio nacer, en uno de los ejercicios de soberbia más brutales de régimen alguno en el mundo.
Muchos, desde el exilio, han tenido que contemplar impotentes la muerte de sus padres y familiares, porque el mismo gobierno que hoy pretende organizar un festival de ese tipo, no ha autorizado, ni siquiera por motivos humanitarios, la presencia en los velorios. Ejemplos hay miles y todos conocemos a algún amigo que pasó por esas.
¿Entonces a qué viene todo esto?
Les recuerdo que toda esa emigración, a la que hoy invitan a ese festival, tampoco puede votar su constitución, ni el Nuevo Código de la Familia. Y a esa emigración se le obliga a entrar a Cuba con un pasaporte que no sirve para nada y que cuesta un ojo y la mitad del otro.
Nos empujan al extranjero en busca de un futuro que nos niegan en nuestra patria, para después aplicarnos todo tipo de chantaje emocional y flotar con las remesas.
Esa es la verdadera historia del festival, la que se encubre detrás de la propaganda de un régimen que literalmente esta haciendo desaparecer a su pueblo.
Desde luego que siempre se encontraran cubanos vividores del sistema que irán a lamerles las botas al régimen, porque esos no faltan.