Por Jorge Menéndez (Especial para El Vigía de Cuba)
La Habana.- Cuba, como presidente en funciones del G77+China se apresta a celebrar una cumbre en La Habana. Los huéspedes ilustres tendrán comida de primera, hoteles y casas de protocolo, Mercedes Benz para moverse, electricidad las 24 horas, porque si hay que quitársela al pueblo, este lo admitirá sin chistar.
Entre esos visitantes de alcurnia estarán el presidente de Brasil, Lula da Silva; el colombiano, Gustavo Petro; y los de Bolivia, Argentina, en un intento de la escuadrilla de la izquierda por lavar en La Habana sus trapos sucios, que suelen no ser pocos.
Ya se sabe, por ejemplo, que Lula envió una avanzadilla de empresarios para tantear proyectos agrarios y concesiones. Nadie duda de su buena voluntad, pero en su agenda está, en primer lugar, obtener garantías del gobierno cubano para la devolución de los más de 600 millones de dólares -hay quienes dicen que 800- que Brasil invirtió en la construcción del puerto del Mariel, un pago que permanece completamente paralizado por el gobierno de Cuba.
El presidente argentino, Alberto Fernández, viene también a hablar de los proyectos para sembrar soja en Cuba y poner a producir la tierra, pero es condición vital ver cómo se cancela una deuda de tres mil millones de dólares, que data de los años 70 y que el gobierno de la isla todavía no ha pagado.
Hace una semana visitó La Habana el vicepresidente del Club de París, por el incumplimiento de los pagos por cuatro años seguidos, todo eso sin olvidar que le habían condonado a Cuba una deuda de ocho mil 500 millones para dejarla en poco más de la mitad, pero ni así el castrismo paga.
Recordemos que hace unos años Vladímir Putin le condonó a Cuba una deuda de 30 mil millones de dólares, que Rusia heredó desde los tiempos de la extinta Unión Soviética, dejándole solo a pagar en inversiones conjuntas unos tres mil millones. Sin embargo, ni aún así Cuba hizo frente a esto.
En 2015, el gobierno de La Habana firmó con Rusia un gran crédito para la modernización de los sistemas energéticos nacionales, donde se preveía que el 10 por ciento del contrato fuera inversión cubana, tomada de aquellos tres mil millones que adeudaba, pero La Habana no lo afrontó, una de las causas de las roturas constantes en las termoeléctricas y de las patanas turcas para generar electricidad.
El gobierno cubano mantiene una política de desarrollo obviando las potencialidades del pueblo, al que mantiene apartado de los grandes negocios con impacto real en la macroeconomía. Para esto tiene planes bien estudiados con partners extranjeros, a los cuales busca a toda costa para todo tipo de negocios, incluso muchos en los cuales los cubanos tienen vasta experiencia, pero que, a ojos del mundo, nos ven como idiotas e ineptos.
La situación del mundo va cambiando y aunque en números Cuba está endeudada relativamente poco, si nos referimos a términos de Producto Interior Bruto, o lo que se estima que está en condiciones de producir, ya los llamados “países hermanos» no nos regalan nada y «o pagas o ahí te quedas». Esa es la realidad actual.
Por lo tanto, aunque el gobierno cubano se empeñe en decir que honra sus deudas -o que las honrará-, no está muy lejos el caso del juicio mantenido por un fondo de inversión que compró la deuda en su momento de un banco chino por un valor de 70 millones de dólares, que Cuba tampoco había pagado.
El Club de París y Rusia no fueron los únicos que condonaron miles de millones de dólares a la isla comunista, también lo hicieron México y España, más por la certeza de que nunca recibirán esa plata que por buena voluntad, creo.
La deuda cubana actual roza los 30 mil millones de dólares, una cifra muy alta, teniendo en cuenta su PIB, sin olvidar que, sin las condonaciones, pudiera acercarse a los 100 mil millones.
Después de analizar todo eso, queda claro que el gobierno cubano no honra sus compromisos internacionales, adquiriendo deudas que, según sus tácticas, se alargan en el tiempo, se convierten en incobrables para aspirar después a su posterior condonación.
¿Hasta qué punto es bueno o malo esto?
La ventaja es que desde 1959 más de la mitad de la deuda externa asumida por Fidel Castro ha sido condonada y, desde luego, a nivel matemático es bueno, pero lo triste de todo esto es la falta de credibilidad con respecto al pago, lo cual influye directamente en el nivel de inversiones extrajeras en el país y, lo que es más triste, la capacidad de endeudamiento del país, sin acceso a financiación exterior por falta de credibilidad.
Con solo ver lo que Cuba fue y es hoy, habla a las claras del desbarajuste económico de una mafia de solo se mira sus bolsillos.
La Cumbre del G77+China en La Habana nos la pintan como un logro político de Cuba, pero créanme que ni Alberto Fernández ni Lula da Silva vienen a regalarnos nada, más bien todo lo contrario: «Paga lo que debes», le dirán a Díaz-Canel y compañía, que volverán a vivir esos momentos embarazosos a los que están acostumbrados.