Por Jorge Menéndez (Especial para El Vigía de Cuba)
Madrid.- Europa se va arruinando poco a poco, según The New York Times. Uno de los rotativos más importantes del mundo, pone los ejemplos de la crisis del gas al negarse a comprarlo a Rusia, pero importa ese mismo gas hasta dos y tres veces más caro.
Alemania, la primera economía europea está de capa caída. sus cifras macroeconómicas dan deseos de llorar. El país germano prácticamente importaba todo su gas para mantener su pujante industria. Hoy deslocaliza sus producciones en países en donde los costes energéticos son menores, entre ellos, nada menos y nada más que en Estados Unidos, Arabia Saudí y Catar.
¿Qué significa esto?
En primer lugar, los costes tan altos de la energía que utilizan para sus producciones los grandes conglomerados alemanes, les imposibilitan producir a precios competitivos, y no tienen más opciones que enviar fuera sus fábricas, como en el caso de algunas de Basf, que ha dejado en la calle a 10 mil trabajadores.
En otras ocasiones, simplemente se cierran las fábricas, sin buscarles un nuevo sitio, porque sale más barato importar de otro país el producto terminado. En esos casos se pueden citar los fertilizantes nitrogenados, único renglón que por su necesidad nadie en la UE ni en Estados Unidos ha bloqueado a Rusia, con diferencia el primer productor mundial.
Solo Alemania ha aumentado las compras de este producto en un 380 por ciento. Sí, en un 380 por ciento, y eso sin contar al resto de países europeos y Estados Unidos.
El problema es tal que, al Europa entera negarse a adquirir directamente el gas ruso, lo compran a intermediarios que les venden ese mismo gas tres veces más caro. Parecería que nos estamos graduando de estúpidos.
Por poner otro ejemplo, Moldavia había acordado, a principios del invierno pasado, con el gigante ruso Gasprom hacer una auditoría en las cuentas a deber, porque el conglomerado ruso les calculó una deuda de 780 millones de euros.
A cambio de esta auditoría, Gasprom les suministro todo este año gas a “precios de amigo».
Ante esto, Washington ha presionado a Moldavia para que les compre su gas tres veces más caro y lo almacene en las infraestructuras de Ucrania, con sus correspondientes costes.
Al final, Moldavia le ha dicho a Rusia que no le debe nada, según la auditoría de marras, que 400 millones no se pueden reclamar por estar fuera de plazo, 300 millones, según su auditor no se deben, y le ha propuesto a Gasprom pagar una deuda de solo ocho millones.
Lo más revirado de esta auditoría es que ni siquiera se ha analizado dentro del consejo de dirección de Moldovagas, la empresa estatal que, teóricamente, debe el dinero.
Deseos de pasar un invierno muy frío, ¿verdad?
Estos son los ejemplos más palpables de la idiotez en la que está sumida la clase política europea.
¿Hasta cuándo? ¿En nombre de qué y de quién, o quiénes? Y llega el invierno.