Por El Estado como tal
La Habana.- El tema de la cumbre del G77+China debería propiciar una discusión sustantiva en Cuba sobre su propio sistema de ciencia, tecnología e innovación, especialmente algunas nociones discutibles que se utilizan y sus dispares resultados.
Obviamente, no es el tipo de tema que puede ser razonablemente debatido en redes sociales. Solamente sugiero la necesidad de examinarlo. Las innovación no debe limitarse a resultados específicos aislados. Debe ser una característica esencial y general de la sociedad.
¿Es Cuba una sociedad que regularmente basa su crecimiento económico asentado en una diversificación continua de su economía hacia actividades con mayor complejidad tecnológica? Eso no ocurre ni de lejos.
Lo que se publica oficialmente en Cuba sobre el tema parece reflejar una visión lineal de innovación basada en investigación y desarrollo (ID) con énfasis en políticas centralizadas “horizontales”, alejadas de nociones más recientes de políticas “verticales” en los territorios.
Las nuevas nociones consideran que existe un número elevado de innovaciones potenciales que son específicas de sus contextos -sectorial y regional-que pudieran resultar en transformaciones con especialización “diversificada”.
Una posible implicación práctica de las nuevas concepciones de innovación vertical en territorios es que se distancia del modelo de “polos” utilizado en Cuba porque son concepciones que superan el enfoque de “clusters” popularizado por Porter.
Las nuevas concepciones proponen identificar actividades estratégicas con actuales o potenciales ventajas en las que los territorios pueden especializarse creando capacidades diferenciadas (diversificadas) respecto a otros.
No se trataría de una transformación innovadora apoyada en una especialización estrecha, sino en una transformación relativamente diversificada (y cambiante) del territorio basada en su capacidad propia para desarrollar ventajas competitivas.
En Cuba se han desarrollado “polos” científico- productivos en territorios, pero bajo la premisa de que el Estado (Central y local) es el agente de cambio con una mejor visión total del proceso de innovación.
Las nuevas concepciones parten de la función innovadora de una multiplicidad de actores y le conceden importancia a la innovación como resultado del proceso de “descubrimiento” por parte del emprendedor local.
Sería apropiado debatir si un cambio hacia nuevas concepciones tendría relevancia para modificar el patrón bifurcado que hoy existe en Cuba de “polos”/ “zona especial de desarrollo” que contrasta con proyectos de “desarrollo local”, básicamente de subsistencia.
Con apenas 0,5 por ciento de la inversión nacional dedicada a ciencia e innovación y con 48,4 por ciento del gasto corriente en ciencia y tecnología financiado por empresas mayormente estatales, en Cuba saltan a la vista serias dudas sobre el modelo de innovación
¿En cuántas empresas estatales cubanas es hoy la innovación el principal factor de desarrollo empresarial?, ¿cómo se mediría el peso de ese factor en la estadística oficial, y ¿cuál es el programa oficial para generalizar la innovación en el conjunto de las PYMES?
(Tomado de la página de Facebook del Estado como tal)