Por Jorge Menéndez (Especial para El Vigía de Cuba)
La Habana.- El gobierno cubano va de una desfachatez a otra. Y por muy acostumbrados que nos tenga el señor Alejandro Gil, flamante ministro de Economía, esto ya rompe todos los récords, porque le zumba decir que el país creció.
Este desfachatado vividor del sistema, que nos prometió que no habría terapia de choque, y que hasta hoy nos mantiene en una unidad de cuidados intensivos, sin visos de recuperación alguna, nos dice ahora que Cuba crece. Una burda mentira más.
¿Cómo puede crecer Cuba, cuando los hoteles muestran una ocupación de un 30 por ciento, precisamente en el año que desapareció completamente la zafra azucarera y el país perdió el cetro mundial a la excelencia del tabaco, un honor que ahora corresponde a los vecinos de República Dominicana?
Yo le preguntaría al señor Gil cómo él concibe el desarrollo de un país en medio de tantos apagones, tantos que se han convertido en el pan nuestro de cada día y toda la industria está paralizada. ¿O cómo pretende crecimiento y desarrollo, si el parque automotor conque cuenta la capital, está parado en un 50 por ciento, por falta de todo: combustible, piezas, gomas, baterías? Y aclaro que es solo el disponible, no el que la ciudad necesita.
¿Qué país puede desarrollarse sin transporte, sin combustible, cuando todo el que tiene un vehículo particular hace colas de hasta tres días para ponerle 40 miserables litros de gasolina?
Señor Gil, ¿cómo puede usted ver crecimiento económico cuando tienen secuestrada la economía del país con el corralito financiero, tanto en la moneda nacional como de las remesas?
¿Cómo puede un país que tiene carencia de efectivo, donde la gente duerme en los cajeros para sacar cinco mil pesos nada más, desarrollarse, señor ministro?
Señor Gil, todos sabemos que su apellido hace honor al gran gilipollas que usted es, pero no se confunda, que nosotros no somos como usted usted. Solo dígame ¿cómo puede un país que no produce nada crecer?
Nadie lo puede entender, porque las exportaciones decrecieron un 44 por ciento, el consumo interno se redujo, y la inflación bate récords como consecuencia del plan económico que usted y su equipo asesor idearon.
¿A eso es a lo que llama usted desarrollo y crecimiento? Mejor cállese y no siga haciendo honores a su apellido. O mejor, renuncie, váyase… todos los agradeceríamos.