Por Oscar Durán
La Habana.- Aunque Lenier Mesa no lo vea así, la dictadura ha jugado con él. Le ha dicho: “Venid, bienvenido a tu patria, hermano. Viva la democracia”. Y Lenier ha mordido el anzuelo, como si fuera un pionero moncadista adoctrinado por el director de su escuela.
El muchacho de Güines no ha sido consecuente en sus actos. Después de sacar canciones atacando al régimen de La Habana, aterriza en Cuba con una justificación olímpica: “vine a ver a mi abuelo porque está enfermo”. Al parecer, el hospital quedaba en el Cayo Santa María, el doctor era Tekashi y la enfermera Yailín La más viral.
Cobardía le llaman a eso en mi barrio Coco Solo. No era necesario enfermar a un familiar para justificar un viaje planificado desde hace meses. En ese sentido, debiste tener coraje y decir que viniste a Cuba porque te salió de tus hormonas masculinas y punto. Claro, con esto no te ibas a limpiar, pero quedabas un poquito mejor parado.
En esta historia, saliste mal, Lenier. Y la dictadura, a esta hora, anda brindando con Havana Club por cogerte de punching bag. “Yo voy a Cuba a cantar cuando el cubano tenga el refrigerador lleno de comida”, dijiste hace unos meses. Bueno, ¿por qué cambiaste de opinión? Ahora mismo, no solo tenemos hambre; también hay violaciones de los derechos humanos, hay personas inocentes presas, el pueblo está sufriendo por los cuatro costados y luchando por vivir. Si vienes a ver, estamos peor.
Por ahí comentan de que El Necio, ese feto infértil de las redes, está al salir a coger like a costilla tuya. Ya está preparando su texto: “El cantante Lenier, el mismo que le dijo Singa´o a nuestro presidente Díaz-Canel, estuvo en suelo patrio. Definitivamente, Cuba es una democracia”.
No cabe dudas: la cobardía, la complicidad con el castrismo y la imbecilidad nos ha llevado a facilitarle el trabajo a un estado fallido. ¿A dónde vamos a parar? Ni el mismísimo Marco Antonio Solís tiene la respuesta.