LA ECONOMÍA DE CUBA Y SUS ÉLITES POLÍTICAS

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Por El Estado como tal ()
La Habana.- Recomiendo a los colegas economistas la lectura de la breve nota del Dr. René Fidel González sobre lo inaccesible que es para los analistas -y no solamente para estos- “el dato complejo que es el gobierno cubano”. He anotado unos breves comentarios.
Las evaluaciones que hacemos los economistas sobre la crisis cubana, que en modo alguno es coyuntural, incluye tanto el enfoque del “análisis de política económica” (lo que pensamos que debe hacerse) como el enfoque de “economía política” (lo que realmente ocurre).
Es sabido que si los “intereses organizados” no figuran de manera preeminente en un enfoque de “economía política” entonces las conclusiones y recomendaciones suelen ser problemáticas. El reciente debate sobre las PYMES evidencia lo que falta por avanzar en esa dirección.
Pero más importante aún que la insuficiente consideración de los “intereses creados”, el problema parecería estar en la relativa poca atención prestada a los supuestos subyacentes que -como economistas- pudiéramos tener acerca de las ideas de los actores políticos.
Si algo ha revelado la polémica alrededor de las PYMES es la centralidad de las ideas y la manera en que los intercambios públicos han consistido en buena medida en ejercicios de “manipulación” y de “innovación” que son parte del “juego político” respecto al “cambio”.
Uno de los aspectos cruciales de la nota del Dr. González es el relativo a que la información inaccesible no se limita a los datos económicos, una habitual queja de la profesión, sino sobre todo a las restricciones para poder acceder al “dato complejo” que es el gobierno.
Concuerdo en que una aproximación razonada a lo inaccesible que es el “dato complejo que es el gobierno cubano” inevitablemente debe incluir varias disciplinas, así como agarrar por los cuernos los temas de la democracia y de las ideas de la élite política.
Desde el fracaso del “ordenamiento”, se ha “normalizado” en el debate cubano la consideración de las interacciones entre dos alternativas de las élites políticas: frenar el cambio cuando percibe riesgo para su poder, y la “creatividad” para utilizar oportunidades económicas.
Valdría la pena considerar lo que especialistas como Dani Rodrik denominan la “frontera política de la transformación”: el conjunto de cambios económicos “alcanzables” por la élite política sin que esos cambios pongan en riesgo su poder.
Al final, una “frontera política de la transformación” pudiera interpretarse como un proceso de “toma y daca” entre élites políticas y los ciudadanos alrededor del control (bien sea propiedad o usufructo) de los recursos, su distribución y utilización.
Pudiera darse una transformación tipo “gallinas de huevos de oro” en que las élites se beneficiarían del enriquecimiento de otros y, por tanto, las élites no percibirían conflicto entre eficiencia económica y distribución de poder político.

También pudiera existir otra transformación tipo “efecto de reemplazo” en la que la prosperidad de otros ocurriría a expensas de la capacidad de las élites para mantener el poder y, por tanto, para extraer rentas económicas.

Las élites buscan un punto de equilibrio -que es cambiante- entre ambos tipos de transformaciones y que precisamente marca la “frontera política de la transformación”. Ocurrió con eventos como los topes de precios, las PYMES, o la tolerancia al mercado cambiario informal.
Frecuentemente, tratando de incorporar “lo político” a su trabajo, los economistas tratan de modelar el comportamiento de los políticos desde una perspectiva de “selección racional” enfocado en la solución de un problema de optimización bien definido.
Aquí es donde cobran relevancia las ideas de los políticos en el marco del “dato complejo que es el gobierno cubano”: todas las élites políticas tienen ideas preconcebidas acerca de cuál es el “modelo correcto” sin necesidad de que los economistas se lo digan.
En un marco donde el poder de decisión de la élite política no se encuentra sujeto al control de ninguna otra institución, el “modelo correcto” será impuesto por la élite. Si falla, se reemplaza por otra variante elitista. Es uno de los problemas para la democracia en Cuba.
Esto se ha escuchado antes en Cuba de diferentes maneras y con variados decibeles, pero el texto del Dr. González ofrece una oportunidad para insistir en la relevancia que para los economistas tiene tratar de entender la política y las “ideas” de los políticos.

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