Por Anette Espinosa
La Habana.- Si en cualquier lugar del mundo, un lector se entera de la muerte de cuatro personas, en un accidente provocado por un auto de 1948, lo primero que piensa es que el vehículo estaba en un salón de exposiciones, con muchas personas alrededor, se soltó del altar improvisado y cayó sobre los curiosos, quitándole la vida a cuatro de ellos. Así sin más.
Pero en Cuba no es así. Un vehículo de 1948, de esos conocidos como almendrones, provocó un accidente en Calle 100, cerca de la presa Ejército Rebelde, y como consecuencia del mismo cuatro personas perdieron la vida, todos jóvenes, incluyendo una mujer embarazada. Y nos enteramos por las publicaciones en las redes sociales, o en los medios alternativos, porque los oficialistas no se pronuncian jamás sobre estas cosas.
Es así, sucede un día sí y otro también. Los accidentes están a mares. Unas veces los provocan los vehículos en mal estado que ruedan por las maltrechas carreteras cubanas, otras las mismas vías, en algunos casos los choferes que manejan bajo el efecto de las bebidas alcohólicas, y en otras hasta las señalizaciones.
A pesar de que siempre hay culpables, el daño a las familias no lo repara nadie. Un chofer tiene un accidente en el cual muere un padre de familia, y el homicida va a prisión porque no revisó los frenos de su vehículo, por ejemplo, pero nadie se encarga de los hijos menores de la víctima, que quedan al cuidado de su madre, a lo que ella puede hacer.
Y mientras todo eso ocurre, y cada vez se hace más común, los medios del gobierno ni por enterados se dan. Para ellos y para los gobernantes, todo está bien, Cuba es el paraíso en la tierra y quienes hablan mal de los que deciden lo hacen por envidia, porque ven como el país avanza y eso genera ronchas.
Pero no son solo los accidentes los que se han disparado y ya van por más de tres mil 600 en lo que va de año. También se ha disparado la criminalidad, desde los pequeños robos hasta los atracos a mano armada, con armas de fuego, pasamontañas, y sin tener piedad con las víctimas, a las cuales les quitan la vida sin miramientos. Así como les cuento.
En los últimos tres días, además del accidente en Calle 100, un joven de 18 años falleció en Guantánamo, en un hecho en el que estuvo involucrado un tractor, una herramienta de trabajo que en Cuba se usa hasta para llevar personas a la playa y niños a las escuelas.
En La Habana, un Geely chino, del Estado, se metió por detrás contra un ómnibus Girón, esos desvencijados artefactos de más de 35 años de explotación que aún sobreviven en Cuba. Más allá un taxi impactó contra una barrera, también en la capital, y en Holguín tropezaron de frente una ambulancia y un ómnibus.
Pero hay hechos más preocupantes, en Santa Clara, un lugar habitualmente tranquilo, fueron detenidos siete jóvenes que pertenecían a una banda que se dedicaba a asaltar con armas blancas, sobre todo a borrachos en zonas oscuras de la ciudad.
La de Santa Clara no ha sido la única banda desarticulada por la policía. En La Habana también detuvieron a cuatro miembros de una red que se dedicaba a asaltos en las noches, incluso en viviendas con personas dentro. Y en Sancti Spíritus ocurrió otro tanto.
Mientras, la víspera, dos hombres que viajaban encapuchados en un Peugeot, balearon a un hombre en Jaguey Grande, que necesitó hospitalización. Y hasta el momento se desconocen las causas y no se ha atrapado a los criminales, aunque en el referido municipio matancero hay rumores de que pudo ser un ajuste de cuentas, por deudas de juego. Incluso dicen que se puede tratar de cazadores de recompensa.
Mientras todo eso ocurre, el presidente del país anda de gira por África, que lo llevará hasta Sudáfrica para participar en la Cumbre de los Brics en calidad de invitado, y Gerardo Hernández, el cornudo de los CDR, disfruta en Cayo Santa María de un vergonzoso festival de música al que ha acudido una buena parte de la fauna musical que vive allende las fronteras, dice cosas del régimen y luego vuelve a lavarle la cara al sistema.
Los casos de robos, estafas, desapariciones, extorsiones, se multiplican cada día, lo mismo que los accidentes de tránsito, pero de eso no hablan los medios oficialistas, y los acreditados en Cuba se lavan las manos cada vez.