Por Oscar Fernández
La Habana.- El Banco Nacional de Cuba acaba de anunciar la implementación de una bonificación de un seis por ciento a los clientes que hagan pagos a través de tarjetas o pasarelas de pago. Diseñar incentivos adecuados es el camino.
Pero creo que este incentivo está al revés.
Esto de bonificar al cliente significa que, mientras al comercio/negocio le acreditan el monto de la transacción, al cliente le debitan un seis por ciento menos.
Pues debe ser al revés. Más que incentivar al cliente a usar canales electrónicos, se debe incentivar a los comercios/negocios que son los que se resisten a aceptar pagos digitales.
En este contexto el cliente no necesita incentivos adicionales. Ya él tiene, de hecho, problemas para disponer de efectivo. Este seis por ciento se lo está gastando el banco en el caballo equivocado. Es un incentivo ineficaz porque está orientado al actor equivocado. La institución incurre en un gasto que no contribuye de modo óptimo al objetivo.
Es al comercio que acepte pagos electrónicos al que hay que bonificar, sea estatal o privado.
Sin embargo, lo que está implementado es todo lo contrario. Varias pasarelas de pago oficiales del sistema bancario deducen hoy al negocio un 1.5 por ciento de cada transacción que este cobre a través de ellas. O sea, simplemente pierden dinero cuando cobran por tarjeta.
Un diseño de incentivos adecuado, como sustitución de enfoques administrativos y voluntaristas, está en la base de la solución para casi todos los problemas económicos que dependen de nosotros.
Pero creo que este incentivo está al revés.