Por Arturo Mesa (Facebook)
La Habana.-
Entre los cincuenta primeros jugadores de ajedrez, según el ranking internacional, solamente hay tres nacidos antes del 83, Svidler, Topalov y Aronian. Hoy, Leinier Dominguez, ocupa el número dieciséis y se ha mantenido en esa zona durante mucho tiempo. Una sola vez estuvo en el lugar diez y desde el 2008 se mantiene en el selecto club de los 2700.
Contrario a lo que piensan muchos, Leinier no se puede considerar de la generación electrónica. Muy poca computación existía en Cuba cuando comenzaba a dar sus primeros pasos y el gran revuelo computacional en el mundo del ajedrez se dio hace poco más de una década. Recuerdo cuando me preparé para mi último torneo, en el 2006, apenas existía un Fritz y un Chessbase y le comprabamos información a quien tuviera internet. Hoy un gran maestro empieza a los seis, siete años, se hace a los 15 años y a los 20 ya está en la élite. Ese no fue el camino de nuestro jugador. Su camino fue más esforzado, en cierto sentido comparado a Capablanca, “sin mucho, llegó”.
Pero no solo llegó; se afianzó y a sus 40 está dando de qué hablar en un deporte en el que sin la tecnología de punta no llegas e incluso, sin una inmersión completa en ella, tampoco llegas. El ajedrez ha cambiado por completo desde la época Carlsen y el talento pasa a un segundo plano precedido por la preparación tecnológica sin la que no logras nada. A ese nivel de entrenamiento se llega desde muy pequeño –como en el ballet-, y si en una etapa inicial no has logrado entender y retener las complejidades de un buen sistema de aperturas, a esa élite no vas a llegar.
Tanto es así que a la etapa del mundial a la que ha llegado Leinier no llegan países del denominados tercer mundo, de hecho el único jugador cubano que ha llegado a esa etapa fue él mismo y se quedó en la cuarta ronda. Hoy repite la hazaña y la supera con creces, ha llegado a la sexta de ocho. La hazaña está hasta para que la grite el mismísimo presidente de la república (¡¡es cubano c……!!). En mi opinión, lo hecho por el ídolo de Guines solo se compara con el salto de Sotomayor.
En el presente torneo, Leinier ha mostrado ansias indetenibles y fue así que en el último cotejo, le fue arriba a Sarana (de 23 años y victimario de Wesley So en tan solo dos partidas) en una posición igualitaria en la que, a base de complicaciones, logró ventaja y eventualmente el triunfo. Contra un jugador mucho más joven, salir airoso de ese tipo de enredos solo habla de una cosa: preparación.
El siguiente nombre en la lista es Caruana y ya esas son palabras mayores, pero a mi entender, Leinier no vino a conformarse con ganar 10 puntos de ElO, está ambicioso y tranquilo; y eso se puede ver desde lejos. Leinier está en una forma deportiva envidiable a sus 40 y para nada me sorprendería una final de ensueños para los nacidos en la mayor de la Antillas.