Por Jorge Menéndez
La Habana.- Por más que el gobierno de Cuba diga que Estados Unidos le negó el oxígeno durante el Covid, cuando se rompió la fábrica de La Habana, la realidad, es muy distinta.
Nuestra realidad es la ineptitud, es la avaricia de un grupo de corruptos que, escondidos detrás de las banderas del socialismo, solo saben enriquecerse y vivir de las penurias y la miseria que ellos mismos crean para su pueblo.
En una reciente encuesta, un 78 por ciento del pueblo cubano emigró, está por hacerlo o lo quiere hacer. Esto habla a las claras del sentir de la población, la confianza en sus dirigentes y su socialismo.
Cuba es hoy un país sin oxígeno, cayendo por un precipicio sin paracaídas. Gente que emigra desde Nicaragua y se pone en manos de delincuentes sin escrúpulos, o a merced de los tiburones, y esto habla muy claro de lo que es hoy Cuba, por mucho que se empeñen en darnos otra versión de país desde la cúpula gubernamental.
Personas mayores se han ido por la vía Nicaragua, asumiendo todos los riesgos que esto conlleva. Los deportistas de alto rendimiento se van de Cuba como churros, en detrimento de lo que queda de nuestras competiciones. Y también lo hacen los profesionales, que abandonan Cuba en busca de un futuro para ellos y su familia.
Un país sin electricidad, con apagones constantes, sin agua potable, sin transporte, sin medicinas, con los hospitales cayéndose a pedazos, y los médicos abdicando de su carrera ante la carencia de medios para ayudar a los enfermos.
Hoy ha sucedido un hecho que nos lleva a reflexionar profundamente sobre la situación creada. El gobierno cubano ha modificado sus propias leyes de importación de alimentos y permite, que los cubanos regresan a la isla o vayan de visita, puedan llevar alimentos en latas, y subproductos, sencillamente porque ni comida hay.
Anteriormente, habían autorizado medicinas, ante la carencia de las mismas, a pesar de que, según ellos, son una potencia médica.
Ni los 63 decretos para favorecer la producción de alimentos, ni la ley de Seguridad Alimentaria han logrado producir un plátano, mientras el pueblo cubano se muere de hambre.
Ni siquiera hay dinero. Y esto va a llevar a otra crisis más, por culpa de una reforma económica deficiente, y cuyos resultados se sabían antes de su implantación.
El gobierno crea crisis a sabiendas para entretener a su pueblo en el sufrimiento de las colas.
Cuba no tiene oxígeno. No respira y al gobierno lo único que hace es seguir haciéndonos cuentos, uno detrás de otro, cada cual más inverosímil.
La nación cubana está desapareciendo sin darnos cuenta, envejece, emigra, se separa y perdemos aceleradamente nuestra identidad disgregados por el mundo.
Se nos acaba el oxígeno.