Por Jorge Sotero
La Habana.- Miguel Díaz Canel es como el cobarde del barrio, que espera a tomarse un par de tragos para alardear. O lo hace en presencia de amigos para, si por cualquier cosa, que estos saquen la cara por él. Solo, de verdad, da tristeza. Basta con recordar el nerviosismo y la ira que tenía cuando los sucesos del 11 y 12 de julio de 2021. Salió corriendo de San Antonio de los Baños, a pesar de los miles de escoltas, y llegó con gastroenteritis a la televisión para mandar su mensaje.
Consciente de lo que decía, porque había sido aleccionado por Raúl Castro, llamó a las huestes castristas a la calle. Les pidió que salieran a golpear a sus hermanos, a los que reclamaban libertad y una vida mejor. Poco a poco, el hombre al que El Tuerto, el hijo de Raúl Castro, lo había conminado a hablar, poco a poco, se adueñó de la situación, pero las diarreas le duraron. Le duraron muchos días.
Desde entonces ha capeado el temporal, pero no por ser un marino experto, sino porque las olas no han sido bravías. Ha tenido suerte el larguirucho estudiante placeteño que fue hazmerreir de las muchachitas del aula cuando estudiaba en la secundaria y el preuniversitario, por aquello de que quería aparentar simpatía a la fuerza.
Ahora viene a Cuba uno de los hombres fuertes de Nicolás Maduro, el corrupto Diosdado Cabello, y luego de reunirse con toda la crápula -perdón, la cúpula- lo hace con Díaz Canel, quien sale en las redes diciendo «quien se mete con Venezuela se mete con Cuba», una frase que no le puede quedar más ridícula, porque si alguien se atreve con el gobierno de Caracas, y le da por sacarlo de Miraflores, qué puede hacer el Hombre de la Limonada.
Mejor lo vamos a dejar ahí, para recordar una anécdota que viví cuando Nelson Torres era ministro del Azúcar. No recuerdo bien el año, pero ese ministerio y el de la Agricultura, tenía como asesor a Ramón Castro, el hermano mayor de los autores de todo. El viejo ya estaba al ñate, como se dice en el argot beisbolero, y Nelson lo dejaba hacer, que se reuniera con los productores, pero venía atrás y decía que no le hicieran mucho caso.
Aquello llegó a los oídos de Raúl Castro. Todos sabemos que en eso de tener espías por todas parte el ‘héroe’ de Segundo Frente es un genio, y en una reunión emplazó a Nelson Torres a salir al patio, quitarse las camisas y resolver los problemas como hombres. Nelson no fue. El asiento donde estaba se humedeció, pero el otro, más de 20 años mayor, no tenía opción alguna si la propuesta hubiera sido de a caballero, de hombre a hombre.
«Ramón es mi padre y el que se meta con él, se mete conmigo», gritó exaltado el ahora nonagenario expresidente. Y esa frase la usa ahora Díaz Canel para congraciarse con uno de los hombres que más dinero ha robado y que más fechorías ha cometido en la historia de Venezuela.
Supuestamente, el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y el primer Secretario del Partido Comunista de Cuba se reunieron para ver qué pueden hacer ambas organizaciones para articular la izquierda de la época actual, y ver qué le venden al mundo para tratar de seguir llamando a seguidores a la causa. Lo mismo que han hecho desde siempre, a base de mentiras, promesas, engaños, manipulaciones…
Y como no podía ser de otra manera, el hombre que está acabando de enterrar a cuba, el que todo lo que toca lo rompe, acudió a las redes, que es su diversión principal, para alardear y provocar: “Abrazar a un hermano en casa, la mayor alegría. Lo confirmamos en encuentro con Diosdado Cabello. Ya se verá qué especulan los adversarios. Nosotros sólo reiteramos que quien se mete con Venezuela se mete con Cuba y viceversa”, escribió en su página en la red social X, antes Twitter.
A estos alabarderos de poca monta quisiera verlos un día cuando la caballería les entre de frente. La gastroenteritis de Nelson Torres no será nada comparada con la que los agarrará a ellos. Yo solo espero tener vida para disfrutar de ese momento, porque alguien tendrá que filmarlo.
LOS TIRANOS CONSPIRAN Y RÍEN… POR AHORA
