Por Mkc Cerralvo (Facebook)
La Habana.- ¿Existe alguien que crea que el socialismo existe y funciona? La historia se ha encargado de demostrar una y otra vez que es un gran fracaso. Que solo existe en la literatura, donde también existen los príncipes azules, las hadas y las brujas, los espíritus y demonios, los marcianos, los viajes en el tiempo, los animales que hablan, incluso hasta el Comunismo.
Pero la realidad es otra cosa. Al caer el campo socialista, en los 90, sacudió a muchos, la estructura y económía del socialismo se vino abajo, cayó por su propio peso, el de su ineficiencia y su fantasía económica, demostrando una vez que es utópico.
Países como China, que son actualmente muy desarrollados, y que se dicen supuestamente Socialistas, son autoritarios y coorporativistas, con una economía de mercado, algo alejada de los clásicos del socialismo y su ideología…
Pero el verdadero socialismo, el de “a cada cual según su trabajo” donde no existen clases sociales, y todos los dueños de los medios de producción, por lo que no hay explotación del hombre por el hombre… Ese quedo en los libros y paso a la sección de Ciencia y Ficción, Fantasía o Terror.
No sé porqué nuestros dirigentes se empeñan en llamarnos estado socialista, si ya de socialismo no queda nada, o mucho, por si queda algo por ahí que yo no sepa.
Los supuestos logros de la Salud y la Educación, hoy hay que pagarlos, de una u otra manera, y en el país existen más clases sociales que en países capitalistas
Y aquello de que a cada cual según su aporte se acabó en los 90, cuando se invirtió la pirámide social, que hoy no se sabe ni si aún es una pirámide.
Lo que yo veo hoy, es una bien definida clase burócrata que mantiene el poder, a costa de lo que sea, acomodándose en aspectos principales de la economía, una clase de empresarios y negociantes que logra vivir al margen de las leyes y enriquecerse. Trabajadores independientes que luchan por subsistir esquivando leyes, crisis y dificultades, personas que viven de remesas, de lo que pueden hacer familiares en países capitalistas para mantenerlos.
También trabajadores estatales que tienen poder por ser jefes, directivos o cargos con responsabilidades donde pueden acaparar, ‘resolver’ o, simplemente, abusar de su poder y robarse lo que puedan.
Otros trabajadores estatales (la gran mayoría) donde se incluyen médicos, ingenieros, licenciados, maestros, obreros, etc… sobreviven de puro milagro, porque no alcanzan a más con el mísero salario que se les paga, pensando muchas veces en lo que van a comer al día siguiente.
Y finalmente, entre otros grupos, los pensionados, o retirados, que son almas en pena, olvidadas por el propio proceso, que les chupó la vida y hoy son desechados como la caña después de sacarle el guarapo.
Si esto es socialismo, si esto se le parece, o si alguien cree que caminamos hacia él, que despierte de su letargo, vuelva a releer los clásicos, asómese a la calle, mire a todos lados y dígame: ¿En qué parte del país, hay algo que tan siquiera se parezca un poco al socialismo que pregonaron siempre
Deberían los dirigentes llenarse de valor y decir que el socialismo fracasó, que nunca llegó, que no existe, que se equivocaron, y que no vamos hacia allá.
Que se quiten la careta y digan que vamos a intentar imitar a China, a Vietnam, a Noruega, a Zimbabwe o a Saturno, que trataremos de sobrevivir como podamos y ajustarnos a nuestro pueblo, nuestras características, clima, idiosincrasia y costumbre.
Que permitan que todos propongan soluciones, y que exista alguna vez la democracia, pero que no sigan diciendo que “estamos, o seguimos construyendo el socialismo”, para que muchos, aún ilusos, manipulados y llenos de falsas esperanzas se crean el cuento de hadas y permitan que el país siga camino al abismo.
Si Marx viviera y oyera a nuestros directivos diciendo que vamos camino al socialismo, ya se hubiera muerto otra vez, pero ahora de risa.