LAS MIPYMES CONVIERTEN LO INFORMAL EN NECESIDAD

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El Estado como Tal (Facebook)

Los directivos del Banco Central de Cuba (BCC) no aclararon dos importantes problemas macroeconómicos asociados a la “bancarización”: ¿existe disponibilidad de efectivo a nivel de sistema?, y ¿es viable el crucial mercado cambiario informal sin efectivo no bancarizado?

El tema no aclarado sobre si existe disponibilidad de efectivo permitiría esclarecer si este ha sido un catalizador de la “bancarización”. De lo que se habló ayer fue de excesivo efectivo fuera del sistema bancario, y eso me recuerda un reciente debate económico en Nigeria.

En el debate nigeriano sobre el “excesivo” efectivo no bancarizado se observaron 3 posiciones: a) afecta la capacidad para gestionar el sistema monetario, b) no representa un problema importante, y c) presenta un problema para el Banco Central, pero no es grave.

La consideración de que mucho efectivo no bancarizado es un problema serio se basa en el supuesto de que crea distorsiones que reducen la capacidad del banco central para monitorear la utilización del efectivo y por tanto erosiona el diseño de una política monetaria rigurosa.

Por otra parte, existe la visión de que el efectivo -que funciona principalmente como un medio de intercambio- debe funcionar precisamente fuera del banco, en manos de los ciudadanos y no guardado en bóvedas bancarias.

La tercera visión, no necesariamente intermedia, considera que, si bien es cierto que el efectivo no bancarizado crea problemas de información para la política monetaria del Banco Central, es muy polémico el concepto de efectivo “excesivo” fuera del sistema bancario.

Asumiendo que los marcadores horizontales del gráfico sui generis presentado por el Banco Central indiquen mil millones, algo sobre lo cual no habrá certeza hasta que lo aclaren, entonces la suma para 2021 estaría alrededor de 30 mil millones CUP, 24% del efectivo total.

De ser correcto ese cálculo aproximado, entonces no quedaría claro el motivo de alarma porque no estuviera bancarizado 25% del efectivo total. Quizás algún especialista pudiera aclarar ese punto, y esperamos también por la disponibilidad de los datos oficiales de 2022.

La preferencia por el efectivo no debería sorprender. Hay bajos salarios y pensiones medias, con una moneda nacional que hasta mayo de 2023 mostraba depreciación interanual de 45% respecto a bienes de consumo y depreciación de 20% frente al USD, desde el 22 de junio pasado.

La idea de que en Cuba hoy el CUP en efectivo se “atesora” fuera del sistema bancario es problemática. Como medio de atesoramiento, el CUP es inservible. Con una inflación de dos dígitos y una acelerada depreciación cambiaria, el CUP en efectivo “quema los bolsillos”.

Aunque no se ha dicho de manera explícita, parece asumirse que el CUP efectivo se concentra en actores privados como MIPYMES y Trabajador por Cuenta Propia (TCP). No se ofrecen datos, pero parece un supuesto razonable que a nadie debería extrañar porque es una necesidad de los actores privados.

Otros colegas y comentaristas han abordado en detalle el tema de la “bancarización” desde la perspectiva de las MIPYMES y no me extiendo sobre el asunto. Solamente insisto en que ese no debe ser un efectivo “atesorado” sino circulando, incluyendo el mercado cambiario informal.

Tratando de mantener el ángulo macroeconómico, ese efectivo no bancarizado que “mueve” el mercado cambiario informal es crucial para poder mantener una capacidad de oferta privada que contribuye hoy a la estabilidad macroeconómica del país.

El llamado a la legalidad es éticamente entendible, pero estéril en la práctica porque el diseño oficial en que deben operar las MIPYMES convierten lo informal en necesidad. Es problemático asumir que el empresario privado nacional tiene una perversa inclinación a la ilegalidad.

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