Tomado de Nostalgia de Cuba (https://www.facebook.com/photo/?fbid=23930205866563769&set=gm.1520221485538100&idorvanity=508772943349631)
La Habana.- El popular personaje callejero conocido como La Marquesa de La Habana, era como la contraparte femenina del personaje mucho más famoso de La Habana, el Caballero de París.
Su verdadero nombre era Isabel Veitía, una mulata de baja estatura, que desandaba La Habana con su sombrerito y abanicándose con gracia como queriendo acentuar su soñado origen aristocrático.
En su andar, siempre sonriente, por las calles aledañas al espacio arbolado capitalino del Parque Central, llevaba siempre en sus manos una estropeada carterita de charol.
Segun se dice, todos los días pasaba por las oficinas de Godoy-Zayán, el de los seguros y banca, donde le daban dinero en efectivo para que trajera para todos los empleados el café con leche y el pan con mantequilla.
Utilizaba los ómnibus y hacía paradas estratégicas en lugares de reunión populares donde los turistas con cámaras probablemente irían a una sesión de fotos.
La marquesa estaba encantada de complacer, a cambio de una tarifa, pero no aceptaba monedas: “¡Billetes, sólo billetes! Yo soy una marquesa! Mi condición no me permite aceptar monedas”.
Según tengo entendido, no se supo en que circunstancias perdió la razón esta auténtica y pintoresca personalidad, que en ocasiones se ganaba la risa y el dinero con sus bromas de doble sentido que divertían sin ofender a quienes la escuchaban.
Isabel Veitía se escogió ella misma como figura relevante de la realeza habanera, y vivió siempre en un paraíso imaginario de anécdotas como parte indisoluble de la rica historia de la ciudad.