Por Orlando Rodríguez (Facebook)
La Habana.- El régimen mafioso se muerde la cola con sus tiendas MLC, las ventas online en dólares y las famosas mipymes. Todos esos actores económicos están controlados por altos militares y civiles poderosos que forman parte, o están asociados de alguna manera, a la cúpula del poder.
Prácticamente ninguno produce nada ni genera empleos significativos con salarios dignos. Más bien se dedican a importar pacotillas que le revenden con precios escandalosos a un pueblo rehén y cada vez más pobre.
Por el camino van arrasando con todo, con el valor del peso, y hasta con los pocos dólares que quedan en el país. La inflación y el estancamiento económico (estanflación) siguen imparables. El desgobierno mentiroso jura y perjura que tomará medidas para revertir un fenómeno que puede acabar destruyendo el sistema. El problema es que ellos mismos son los causantes del problema y ya se han vuelto adictos al monopolio, sobre todo, a los privilegios y riquezas que genera este ‘juego’ para los que mandan.
Si tratan de controlar a los nuevos ricos, que son sus propios socios de fechorías, el régimen podría perder a sus principales colaboradores. Allí arriba ya no hay ética ni ideología. Sólo una competencia brutal por el poder y el dinero.
La solución sería propiciar una real apertura económica para que los productores nacionales puedan desarrollarse sin trabas, pero eso no le conviene a los mandamases porque sus negocios parásitos de pacotillas importadas se les vendría abajo. Por lo tanto, se mire como se mire, se les trancó el juego. Es el principio del fin para el régimen corrupto y represivo, y el comienzo de algo nuevo (ojalá que bueno) para el sufrido pueblo cubano.