Por Jorge Menéndez
La Habana.- Curiosamente, en el momento en que el dólar americano y el euro se disparan, como nunca, a niveles superiores a 230 pesos por usd, en el preciso instante en que la galopante falta de efectivo golpea a los ciudadanos de a pie, el gobierno, como siempre, alega que no tiene dinero para imprimir moneda, y toma medidas solapadas «en aras del bienestar público».
Las medidas tienen que ver con la forzosa idea de limitar el uso del efectivo y para ello han prohibido, como siempre hacen, los pagos del combustible en efectivo y los transacciones entre empresas mayores de 5.000 pesos.
¿Qué se esconde detrás?
Por una parte, la consecuente devaluación del peso ante monedas de libre conversión ha llevado, por la preponderancia de las mismas en nuestra economía, a una necesidad extrema de pesos físicos para el mercado cambiario informal, que, evidentemente, el gobierno quiere controlar.
La hiperinflación creada por la apuesta extranjera de la economía, y ante la no producción de valor nacional, empobrece cada día el poder adquisitivo de los salarios y genera mas necesidad de efectivo para la economía sumergida, de la que vive una gran parte de la población.
Esto también el gobierno lo quiere controlar.
Al mismo tiempo, esta surgiendo en Cuba una clase adinerada, producto de la corrupción y los negocios turbios, que hoy se pasea por las calles cubanas en carros de más de 100.000 dólares. Este tipo de gente, que antiguamente se escondía, ahora, con descaro, comienza a relucir su alto nivel de vida y poder adquisitivo, en un país donde el salario no llega a 20 dólares mensuales.
Esta clase representa una amenaza al poder y de una forma muy clara, ejerciendo el control a través de los bancos, el gobierno comenzará a controlar sus negocios.
Curiosamente, el ministro de Economía, en sus estúpidos discursos ( uno más la semana pasada), nos quiso disertar sobre el entramado socialista de la economía y la creación de filiales que no producen absolutamente nada y que, sin dudas, serán empresas fantasmas para controlar corrientes financieras y negocios únicamente del gobierno.
La apuesta económica está hecha desde que se hiciera el proceso de actualización, con la supuesta participación del pueblo en la economía real, dolarización a todos los niveles, que generó una inflación sin control, y ahora van a por los «espabilados» que lograron en su momento tener «éxito» con sus negocios por «debajo de la mesa».
Otra vuelta a la tuerca y más control.
Es curioso cómo el gobierno cubano creó con sus medidas económicas un déficit de efectivo, para después apelar a la bancarización como medida, Sin dudas todo muy estudiado en aras de profundizar su control.
De esa manera, se quitan las amenazas del poder del dinero, que algunos tienen en cantidades industriales y muestran al pueblo su lucha por la «igualdad» del socialismo.
Hasta hoy el gobierno no ha tomado una sola medida para detener la inflación galopante, porque es como si para ellos no existiera.