Por Jorge Sotero
La Habana.- Mi amigo Oscar Durán casi termina por convencerme de que Las Tunas es el gran favorito para ganar la Gran Final de la Serie Nacional de Béisbol, como si a Industriales eso le importara mucho. Solo hay que ver cuántas veces en la historia llegó a esa instancia sin favoritismo y ganó.
El equipo capitalino hizo lo más difícil: pasó sobre Santiago de Cuba y lo hizo a lo grande, con victoria en el Guillermón Moncada, en el séptimo y último partido de la semifinal. Con ese resultado, los azules llegan a la disputa del título con los ánimos por el cielo, algo que es muy importante en estas instancias.
A mi no me convence eso de que los peloteros de ahora no son los de hace una década ni dos. Eso va para otros. Para mí los Industriales van a ganar porque la tradición pesa, la cantidad de títulos en las vitrinas también, y porque Guillermo Carmona y todo el equipo sabían que si llegaban hasta acá, sería imposible vencerlos.
Cierto, ya no están las grandes estrellas de antaño. Ni aquellos que dieron el último título en 2010, pero y qué. La pelota en Cuba tuvo siempre un equipo a la cabeza y ha vuelto ahora, con menos glamour, con un poderío limitado, pero Las Tunas tampoco son los Astros de Houston ni Los Dodgers de Los Ángeles.
Para mi, esta serie es de Industriales, y si tuviera que apostar, pondría mi dinero sin problemas, porque cuando los azules empiecen a correr y a hacer su juego, los tuneros no sabrán cómo responder. La final es cosa de uno y ese es el equipo de la capital cubana, querido Oscar.