(Tomado de El Estado como tal)
La Habana.- La dinámica de los precios internacionales de varios importantes alimentos importados por Cuba parecería apuntar hacia una menor presión sobre el incremento interno de precios asociados a las importaciones que no logran cubrir la crisis agropecuaria del país.
El movimiento de precios del trigo y el maíz es claramente hacia la baja, el precio del arroz creció en 2023, pero recientemente ha disminuido, el precio del aceite de soja había bajado, aunque creció últimamente, y el precio de la leche es muy inferior al de hace un año.
La carne de pollo, importante fuente de proteína animal en Cuba y que es principalmente importada desde EE.UU, ha registrado oscilaciones de precios con niveles recientes que han regresado a los precios de la primera mitad de 2022.
El precio del azúcar ha crecido, pero la debacle azucarera cubana ha convertido lo que pudo haber sido un factor positivo para el país en un canal para el incremento interno de los precios internos, asociado a importaciones de azúcar o de productos azucarados.
La inflación en Cuba es fundamentalmente “halada” por el crecimiento del precio de los alimentos. Incluso los datos oficiales que tienden a subestimar los niveles reales de inflación registraron un aumento interanual de precios de alimentos de tres dígitos en noviembre y diciembre 2021.
La capacidad de respuesta de oferta agropecuaria es un componente estructural clave para mitigar la inflación en Cuba, pero la política agropecuaria ha fracasado y seguirá fallando mientras no convierta el sector privado nacional en el pilar del sistema agropecuario.
Las recientes tendencias de precios internacionales, aparentemente favorables, o cuando menos no muy problemáticas para la inflación en Cuba, indican que sería apropiado enfocarse en los componentes internos de la macro-estabilización, algo que abordaré en otra nota.
