LOS FALSOS ASALTOS DE MIGUELÓN

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Oscar Durán.- Acabo de leer el discurso de Miguel Díaz Canel en Santiago de Cuba. El pobre, se quiso lucir frente a Raúl Castro y no hizo otra cosa que hablar las acostumbradas estupideces de todos los años. Más de una vez lo he dicho en El Vigía: el pueblo está cansado de oír la muela bizca de siempre y quiere ver progreso. Ahora mismo, Cuba está peor que hace tres días atrás. Y usted, Díaz Canel, hablando sandeces en televisión nacional con rating del dos por ciento. 

Que si el bloqueo, que si la lista de países patrocinadores del terrorismo, que si la ley Helms-Burton, que si Estados Unidos es un hostigador… Con el calor que hay en este país y Miguelón suelto y sin vacunar en el cuartel Moncada. No sé si Esteban Lazo estaba presente, pero debieron darle el honor de pronunciar las palabras centrales del acto y hubiera sido más entretenido que dispararse al esposo de la Machi. 

Los cubanos necesitan oír, por ejemplo, que no habrá más apagones hasta dentro de 62 mil milenios. El tema de la comida no será más un problema porque varios inversionistas abastecerán toda la nación con precios accesibles. Por supuesto, la carne de cerdo bajará de 550 pesos a 85 la libra. Los niños podrán adquirir cualquier cantidad de confituras por solo 15 pesos. La leche no faltará pues a los campesinos se les darán muchas vacas y condiciones para cubrir toda la demanda. El pescado sobrará en todos los municipios, incluso, hasta langosta permitirán vender. La carne de res, por el momento, llegará desde Uruguay y para cada cubano hay 35 libras disponibles.

Así se le habla a un pueblo hambriento y, por lo menos, les subes el ánimo y aumentarás tu rating. Si lo anterior dicho es muy difícil lograrlo en tu gobierno, pues lárgate. Deja a otro al frente de Cuba y con seguridad lo hará mejor. Vaya, aunque sea no se parará en el Moncada a echarle la culpa a Estados Unidos de la miseria de Cuba. Vergüenza ante todo.

Según tú, Díaz Canel, cada problema en Cuba es un Moncada por asaltar. Pues mira, declaro al país Patrimonio Mundial en asaltos, sin temor a equivocarme. Para pedirle al pueblo esfuerzo y resistencia no tienen pena en pararse ante cámaras y micrófonos y gritarlo en voz alta; pero no son capaces de darle un buen alegrón a millones de almas infelices, secuestradas por la dictadura más cruel en toda América Latina.

“…el pueblo espera respuestas en temas que hoy gravitan sobre el nivel de vida y la cotidianidad de todos que podemos ir resolviendo sin esperar que levanten el bloqueo…” Ese fue casi el final del discurso. No, Miguel Mario, te equivocas. El pueblo quiere, en primer lugar, que se vayan al mismísimo carajo. Y en segundo lugar, bueno, sí, resolver el tema de la comida para después pensar -con el estómago lleno-  cómo podemos construir un mejor país en democracia y libertad.

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