CUANDO (EL) BRECHT  NO NOS ES EXTRAÑO

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(Tomado del Facebook de Jorge Fernández Era)
La Habana.- Ayer nos fuimos al Café Teatro Bertolt Brecht a disfrutar del espectáculo que todos los viernes a las once de la noche brindan allí dos actores que representan lo más alto del humor escénico del movimiento que surgió en los ochenta y revolucionó el humor cubano: Osvaldo Doimeadiós y Rigoberto Ferrera.
Doimeadiós, con su grupo Sala-Manca, influenció como nadie en la labor de los improvisados que, todo entusiasmo y cero formación, osamos subir al escenario a contar y cantar nuestras verdades en una época en la que pretendimos, y logramos, salir del humor chatamente costumbrista enquistado en la sociedad. Su labor al frente del Centro Promotor del Humor marcó un antes y un después. Su interpretación del monólogo «San Zumbado», de Enrique del Risco, un homenaje a otro maestro de generaciones, todavía se recuerda.
Su Premio Nacional del Humor merece serle entregado cada año, porque no descansa, ahí está su Nave Oficio de Isla como prueba de su incansable entrega a la formación de los que se adentran en el difícil arte de hacer reír con arte. Es mi hermano, su carta de apoyo a Era es una de las emociones más fuertes recibidas en meses difíciles y hermosos.
Rigo se pasa de brother desde que en la década de los noventa se sumara a Nos y Otros en la obra que marcó la despedida del grupo: «El asesinato de Elpidio Valdés». Tengo entre mis orgullos su asesoramiento en pos de que la interpretación del irredento mambí fuera lo mínimamente digna como para que el público no decidiera cargar contra mí al machete.
Compartir con él aquella puesta tuvo el aliciente adicional de constatar sus inmensos talento, bondad, sentido del humor, ética y amistad, demostradas las dos últimas con su irrenunciable apoyo a recientes contiendas contra «rayaditos».
Parecería redundante resaltar la excelencia de un espectáculo que nadie debe perderse. Estar allí y compartir con ellos nos cargó las pilas, como también lo hizo conversar con otros dos grandes: Andrea Doimeadiós, hija de su padre, y Ledier Alonso, director de «Asesinato en la mansión Haversham», un suceso escénico que se repondrá en septiembre en la Nave Oficio de Isla.
Noche única la de ayer. Razón para amanecer con bríos y recordarla siempre.

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