Por Jorge Sotero
La Habana.- Al presidente cubano, Miguel Díaz Canel, no le gusta que hablen mal de Cuba, porque él se cree continuador de una obra que considera la mejor del mundo, la mejor pensada, estructurada y terminada, y por esa razón sale al paso siempre que alguien insinúa que en el país la delincuencia campea por su respeto.
Incluso, negó en la recién terminadas sesiones de la Asamblea Nacional que los feminicidios fueran un problema para el país, a pesar de que con una chica que murió en la madrugada del pasado lunes en San José de las Lajas, los hechos violentos fatales contra las mujeres ya llegan a 53, aún con algunos por confirmar, porque el gobierno -léase Minint- no ofrece datos sobre el tema.
Las 53 muertes de este año, superan en casi 20 las de 2022, cuando aún no hemos terminado el séptimo mes del año. Para mí es alarmante, pero el hombre que está al frente del país asegura que se sobredimensiona el tema y recurre a Estados Unidos para establecer comparaciones.
Esas cosas que uno tiene que oír, que escuchar o analizar, salidas de la mente febril del mandatario cubano, molestan. Y no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que el gobernante solo intenta mantener engañados a aquellos que solo se informan por los medios oficialistas, o por los mensajes del Hombre de la Limonada, por aquella frase famosa de que el jugo de limón es la base de todo.
Sin embargo, hay otras cosas que llaman la atención, en referencia a lo relacionado con la llamada tranquilidad ciudadana, un tema que también defiende, a capa y espada, el titular del ministerio del Interior, el general de División, Luis Alberto Álvarez Casas, quien lanzó al aire un nuevo proyecto para garantizar que no haya robos, sacrificios de ganado, raterismo, y si esos ocurren, que se descubran a la mayor brevedad.
No dijo cuáles eran, pero en broma, entre algunos diputados circuló un mensaje: «En la Rampa no habrá ya hurto y sacrificio de ganado mayor». Y hasta algunos pensaron que son dichosos quienes viven en ese trozo de capital enmarcada entre la G, en pleno Vedado, por 23 para abajo, hasta el Malecón.
Allí no hay una res. Puede que ni una chiva. Si acaso quedan algunas mascotas, por lo que no puede haber hurto de ganado, y mucho menos sacrificio.
Pero más en serio: ¿recuerdan la visita del referido general a Moscú? Pues parece que su estancia en Rusia tuvo el objetivo de conseguir cámaras de seguridad para toda la capital y los sistemas para instalarlos. Y, al parecer, esto comenzará -o comenzó ya- por La Rampa. Como somos nosotros los cubanos, es de esperar que la capital termine de tener el sistema completo instalado para 2030, y para el resto del país ni hablar.
Por eso el general de marras, que no ha tirado ni un hollejo a un chino, dice que pronto no habrá más delitos, y si los hay, los culpables serán detenidos al instante.
Ver para creer, aunque no seré yo quien le crea a estos fantoches, que no hacen más que mentir.