Ismay Padrón.- Después de su corta gira por Europa con la Machi, Miguel Díaz Canel Bermúdez aterrizó hoy en el Parlamento para participar en los debates de las Comisiones de Salud y Deporte y Atención a la Juventud, la Niñez y los Derechos de Igualdad de la Mujer. El objetivo principal era chequear los resultados de las acciones de comprobación a las actividades recreativas concebidas por el Proyecto de Recreación y uso del tiempo libre para el período del verano en los municipios.
Ven acá, Canel, ¿de casualidad no existe una Comisión donde se resuelva el hambre y la miseria del pueblo cubano? ¿O, por lo menos, no pueden hacer un teatro hablando sobre cómo garantizar a cada ciudadano un plato de comida? ¿Tú crees oportuno llegar de un viaje donde no resolviste nada y meterte a controlar cómo el cubano usa su tiempo libre? No debiste perder media mañana en esa «guanajera».
Yo, por ejemplo, me levanto todos los días a las siete de la mañana. Me lavo la boca con un jabón de lavar porque no tengo pasta y de desayuno tomo agua con un poquito de azúcar. No hay pan por ahora, el de ayer está previsto que llegue el lunes. Salgo para la calle a sentarme con los socios hasta las cinco de la tarde a hablar mal de ti y de la dictadura. En eso se me va el día prácticamente y, si te diste cuenta, me vuelo el almuerzo. Tengo 24 años. Las jovencitas de mi barrio, de entre 12 y 19 años, ya andan con dos y tres hijos al retortero. Ellas, por lo menos, tienen placer de vez en cuando, o, quién sabe, deciden salir embarazadas para tener algo en el estómago, como dijera un humorista de turno.
Está duro esto, Miguel Mario, y la gente felicitándote por lo bien que lo hiciste en la Cumbre CELAC-Unión Europea donde te alimentaste como quisiste en restaurantes exclusivos y, al menos en ese sentido, no perdiste el tiempo.
Pero bueno, no nos desviemos del tema. Vamos a seguir con el tema central. Según Danhiz Díaz Pereira, diputada por Marianao, se hicieron acciones de comprobaciones en 24 municipios del país de seis provincias diferentes. Para ello -lean bien- se realizaron visitas a bibliotecas, museos y librerías. A ver, la lectura, en mi caso, es muy importante, pero los jóvenes de hoy no están para eso. Y aunque quisieran, te topas con que la Biblioteca municipal tiene un cartel donde dice “Cerrada por peligro de derrumbe”; el museo apenas abre debido a que se quedó con una trabajadora de 65 años porque las demás salieron embarazadas. Las librerías, por su parte, solo ofertan la edición del periódico Granma de cuando llegaron los Cinco Terroristas.
De verdad, yo no sé hasta cuándo carajo será esto. Con la crisis tan dura que hay, ¿cómo Díaz Canel prioriza asistir a una Comisión para hablar de recreación sana? Todo esto el cubano lo ve y se queda como si nada. Es más, si mañana el puesto al dedo coge su helicóptero y llega a Chambas, por ejemplo, es recibido como un héroe y ninguno de nosotros tiene los pantalones para decirle: “asere, en vez de hablar de recreación y tiempo libre en el Parlamento, ¿por qué coño no tomaste el micrófono y analizaste el tema de la comida?”
Los cubanos, como nación, fracasamos hace mucho tiempo por culpa, en primer lugar, de nosotros mismos. Y en segundo lugar, por un Estado fallido incapaz de asegurar, al menos, nuestro pan de cada día.