(Tomado del Facebook de Aliet Arzola)
La Habana.- Desde hace mucho tiempo yo vivo decepcionado de Cuba, con mucha pena por todo lo que hay dentro del país que no merece ese sentimiento muy personal. Es triste, muy triste, pero cuando pongo las cosas en una balanza, la decepción por lo mal hecho y la podredumbre casi generalizada sale ganando. Hoy es uno de esos días en los que, más que nunca, me siento así.
Hace solo unas horas murió Yoandry Garlobo, uno de los mejores bateadores cubanos del Primer Clásico. Garlobo era un tipo muy natural, de esa gente que decimos que no estaba en na. Tenía sus vicios que lo lastraron, pero jamás eso podrá borrar la clase de bateador que fue. Cuando la timba se calentaba, no le pesaba el bate. He conocido gente que me han dicho que iban al Victoria de Girón solo a verlo batear, en los tiempos en que los Cocodrilos no tenían dientes y no le ganaban a nadie. Justo en esa época, Garlobo fue al Clásico y la quemó.
Hoy, unas horas después de su muerte, todos los dirigentes y las instituciones del deporte han desfilado por Twitter dando condolencias. Twitter es la nueva tribuna, dónde hay que dar la asistencia cuando pasa algo. He llegado a pensar que, si alguien incumple con los tweets que tocan por la libreta, a fin de mes le rayan la pintura. En fin, no voy a entrar a cuestionar si son sentidos o si son puro automatismo los tweets de los directivos e instituciones del deporte sobre hechos determinados, pero sí voy a cuestionar a esos directivos por lo que ha sucedido después de la muerte de Garlobo.
Primero, JIT, portal oficial del Inder, en su nota informativa sobre el suceso (les pongo una captura abajo), no se tomaron ni el trabajo de buscar una foto de Garlobo, que hay por montones, porque el tipo es un héroe del béisbol en Cuba. Pusieron una pelota ahí y pal carajo, que vaya bien. Repito, no fue un medio enemigo ni independiente, ni pagado por el imperio ni ningún tabaco de esos, FUE JIT, PORTAL OFICIAL DEL MAXIMO ORGANISMO DEPORTIVO DEL PAIS. Esto, en particular, me apena porque tengo ahí amigos personales para toda la vida y colegas a los que respeto mucho. No sé de quién es la responsabilidad, pero está mal, muy mal.
Para completar, ahora en el inicio del juego de Industriales y Sancti Spíritus, que está disponible en televisión nacional para todo el país, ni un jodido minuto de silencio. Nada, como si no hubiera pasado, como si no se hubiera muerto uno de los grandes de la pelota de este pedazo de tierra. Lo peor es que algo similar ya sucedió hace menos de una semana. El pasado miércoles murió Juan «Coco» Gómez, uno de los mentores que logró ganar el título de la Serie Nacional con un equipo capitalino imponiendo un récord de victorias que todavía hoy vive. En el Latino, tampoco hubo un minuto de silencio en la jornada de su fallecimiento. Era el día del retiro de Malleta y decidieron postergar el homenaje al «Coco» Gómez para la siguiente fecha. Estoy seguro que el propio Malleta no hubiera puesto objeción en rendirle tributo a un hombre con el que compartió equipo en múltiples ocasiones.
Regresando al caso de Garlobo, obvio que ni la foto en JIT ni el minuto de silencio van a aliviar las penas de sus familiares, amigos y compañeros, pero no se trata de eso, sino de respeto y consideración a los hombres que representaron e hicieron vibrar a todo un país en uno de los capítulos más espectaculares de la historia deportiva nacional.
Esto también es responsabilidad de los que desfilan por Twitter. No vale de nada tirar un mensaje, meter par de retweets y desconectarte del mundo el domingo. Si eres el presidente del Inder, tienes que velar porque JIT no esté todo el día con una nota ridícula de diez líneas sobre la muerte de un gran jugador CUBANO; y si eres el comisionado nacional y presidente de la Federación de béisbol, no puedes permitir que a alguien se le escape el minuto de silencio como muestra de respeto a una gloria.
Estoy seguro que van a intentar corregir, que a alguno hasta se le puede ocurrir decir, en estas circunstancias, que nunca es tarde si la dicha es buena o cualquier otra barbaridad. Pero ya será demasiado tarde; todos los errores no pueden ser enmendados.