Oscar Durán.- Miguel Mario Díaz Canel Bermúdez anda por Portugal. Cuando vienes a ver, ya comió en un restaurant carísimo de Lisboa, acompañado de su machi Lis Cuesta. Es muy probable que hayan pedido Bacalhau com natas o una Franchesinha. Nadie lo sabe, ni siquiera sus guardaespaldas, a quienes le llenaron la barriga con un refresco tukola y masa real, sacados de la funeraria de Calzada y K.
Antes de ese banquete, el hombre de la limonada participó en un acto de solidaridad con Asociaciones de amistad, sindicatos y el Partido Comunista Portugués (PCP). Se paró en el medio del teatro a dar la misma trova de siempre: “Cuba seguirá luchando y seguirá resistiendo ante los ataques del imperialismo”.
Los presentes allí -comunistas todos- aplaudieron y se solidarizaron más con Cuba. Es muy fácil apoyar a un tirano, cuando tienes el refrigerador lleno de comida, no se te va la corriente y vives en un país democrático donde la libertad es un derecho. Crucen el atlántico, amigos portugueses, vengan aquí a Moa por cinco días y le haremos un programa de actividades como si fueran corresponsales del Sistema Informativo de la Televisión Cubana. Y aquí conocerán el verdadero concepto de solidaridad.
El primer día tendrán disímiles encuentros solidarios con los mosquitos Aedes Aegypti. Cultura Municipal contratará a Cándido Fabré para que les cante “Todos tenemos un poquito, un poquitico de muchachos”, ese tema antológico de la Original de Manzanillo. El periodista Adán Morell declamará un poema en portugués donde se dará tres golpetazos en el pecho cuando deba decir: “ a solidariedade é uma arma da revolução”. También pondremos un mesa buffet con las diferentes variantes de moringas elaboradas desde una piedra en Santa Ifigenia. Tendrán corriente solo dos horas al día para que puedan contarle a sus familiares la linda experiencia en Cubita la bella.
Nada de eso sucederá, por supuesto. Ni ustedes van a venir y mucho Canel lo permitirá. Ahora la moda en curso es salir con la Machi a mendigarle a los empresarios, hacerse la víctima ante miles de (i)lusos y echarle toda la culpa al bloqueo. Lleva meses en lo mismo y en la Mayor de las Antillas no se ve un mínimo de cambio. Hay hambre, delincuencia y un sistema de salud colapsado.
Ay, mi Cuba, cómo dueles y ahí están tus gobernantes, de paseo por el mundo resolviendo la nada misma. No hay mal que dure 100 años, pero este no puede llegar a 99. Los cubanos vamos para 65 años con la barriga repleta de comer solidaridad, mientras ellos pagan con dólares en efectivo un Bacalhau com natas en el mejor restaurant de Lisboa sin importarle la desgracia de un país. ¿Hasta cuándo será esto, por tu vida?