Oscar Durán.- Cerramos este ciclo de testimonios con P.E.L., un muchacho de 24 años nacido y criado en San Antonio de los Baños, lugar donde se iniciaron las históricas protestas del 11 de Julio. La tierra de Silvio Rodríguez -comunista empedernido de doble moral- se cansó de tantas injusticias acumuladas y prendió la mecha que horas más tarde se extendió por toda Cuba. La Villa del Humor cambiaba así su epíteto por La Villa del Valor.
“En San Antonio, los domingos no hay nadie en la calle, el pueblo se ve vacío. Yo no tenía celular por aquel entonces, porque lo había vendido para comprar comida. Nunca me enteré de la convocatoria por el grupo de facebook La Villa del Humor, pero un socio vino a mostrarme un video de varias gente protestando en el Parque de la Iglesia.
Salimos corriendo para allá sin pensarlo dos veces. Cuando llegamos ahí, las personas estaban caminando para el DTI a gritarle de todo a esos canallas. Veinte minutos atrás, los manifestantes le habían dicho unas cuantas cosas a los dirigentes locales y estos no pudieron hacer nada. Me emocioné mucho al estar metido dentro de ese grupo. Por un momento pensaba que era el fin de la dictadura; fue algo bonito, de mucha valentía.
No paraba de decir Libertad, Abajo la Dictadura, Díaz Canel, Singa´o. Si alguien lee esto y estuvo en las protestas, sabe bien lo que digo. Es como si estuvieras preso, te dan la libertad y puedes hacer lo que te venga en gana. Algo muy impactante, la verdad.
De momento se corre la voz de que Canel está en el parque y nos dirigimos hacia él. Eso nunca lo pusieron en los medios oficialistas, pero al Singa´o ese se le tiró hasta botella y lo enfrentamos. Si pensó que con su presencia los ariguanabenses nos íbamos a echar para atrás, se equivocó. Yo lo tuve como a 3 metros de distancia y no se me olvida su cara de descarado.
Cuando uno está en la caliente, le importa tres pepinos lo que pueda pasar al otro día. No sentía miedo, incluso, estaba dispuesto a todo. Gracias a Dios, nunca me citaron a la policía, ni me cogieron preso. Mi vida ha transcurrido muy normal en ese sentido, sin embargo, tengo más carencias y necesidades que hace dos años atrás. Vivo en El Palenque, un barrio vulnerable del municipio y mi casa ahora mismo se está cayendo. Cuando desayuno, no almuerzo ni puedo comer porque no hay nada. Ojalá y pronto nos tiremos de nuevo a la calle y no paremos hasta que todos estos asesinos se larguen.
Ya eliminamos la palabra MUERTE por VIDA. A la REVOLUCIÓN le pusimos DICTADURA; a FIDEL lo cambiamos por SINGA´O. Y VENCEREMOS por LIBERTAD. Definitivamente despertamos de una vez y por todas. Ya no estamos dormidos, aunque el régimen piense lo contrario.”