Por Anette Espinosa
La Habana.- En las últimas horas se hizo viral un vídeo de un camión colector de basura con cajas de pollo, que bajaban en una bodega en el municipio de 10 de Octubre en esta capital. Visto así, puede parecer un hecho aislado, pero en Cuba cosas similares son comunes, y nunca pasa nada.
Sin embargo, esta vez el responsable, al parecer, tendrá problemas, aunque se desconocen los motivos por los cuales el administrador de la bodega 1163 alquiló un carro de basura y no otro vehículo. En su defensa, el hombre puede aducir que no hay carros refrigerados en La Habana -ni en Cuba-, que no hay bases de transporte para tales fines, o que no tuvo más opción, y habrá que creerle.
La culpa, al final, no es toda del bodeguero. Él tiene su responsabilidad y debería ser sancionado por no tener en cuenta las más elementales medidas de higiene, pero no es el único que tendría que pagar. Hay otros más, sobre todo los gordiflones que dirigen el país, que menosprecian tanto al cubano que verían hasta normales cosas así.
Pollo en un camión de basura es como un sepelio en un tractor, un cadáver sin ataúd, como la carne de la bodega medio verde, la mortadella apestosa, azúcar con limallas, arroz con gorgojos, como transportar niños en una carreta a una escuela, o vender huevos podridos.
De todos esos hechos puedo dar fe. Son cosas normales, que ocurren en Cuba cada día, que se multiplican a lo largo y ancho de una isla en la que sus habitantes compran todo lo que les venden, sin preguntar procedencia, sin cuestionarse la fecha de vencimiento, y sin averiguar los ingredientes, porque el hambre es tan grande que pensar en otras cosas no pasa por la cabeza de las personas.
En cualquier lugar del mundo, incluso en el África subdesarrollada, el vendedor cuida de su negocio, protege su mercancía, garantiza que tenga la calidad y la limpieza requerida, porque allí -incluso allí- en esos lugares, prima la ley de oferta y demanda. Y si tu producto está en mal estado, otro vende el suyo que está mejor, y no solo pierdes dinero, sino hasta el negocio.
Pero en Cuba, los que dirigen y los que administran -entre ellos los bodegueros- creen que el ciudadano común está obligado a comprar todo lo que él tiene en su local. Y el cubano normal también se cree que tiene que comprarlo, porque no hay otras opciones. Compras o mueres de hambre, de eso se trata. Sino, cómo explicas que una turba enardecida corra detrás de una carreta con huesos blancos de res, tirados, sin protección alguna donde antes hubo viandas, sin ningún tipo de higiene ni controles sanitarios.
Ahora, tras el estallido del caso del camión de basura cargado de pollo en redes sociales y medios alternativos, los dirigentes del Partido Comunista en 10 de Octubre convocaron a una reunión y citaron, entre otros al administrador de la referida bodega, a representantes de la Empresa Filial de Comercio, y a la directora de la Unidad Empresarial de Base, según un comunicado que solo tiene la intención de aplacar la ira de la población.
Al bodeguero se lo llevaron preso, casi seguro que sin darle opciones de defenderse, y enfrenta una acusación por propagación de epidemias, que, según el vigente Código Penal, puede costarle hasta ocho años de cárcel.
«El administrador de la unidad reconoció la comisión del hecho y su gravedad. Argumentó, además, que el transporte destinado al traslado del pollo sufrió una rotura, lo que lo motivó a continuar el traslado en el primer medio de transporte que pasó», relató el gobierno municipal en un comunicado.
La referida nota aclara que la “investigación continúa y además se sancionó a la directora de la UEB, por su falta de control y fiscalización en el traslado del pollo congelado que venderían de manera liberada a los vecinos del consejo popular Jesús del Monte”.
Yo, lo quiero dejar claro, no me explico qué más hay que investigar. Hay un hecho, palpable, probado y demostrado, que se hizo público por el poder que tienen las redes sociales y los medios alternativos, porque, de lo contrario, jamás nos hubiéramos enterado, y los consumidores de la bodega 1163 se hubieran comido su pollo tranquilamente.
Lo de Cuba con los servicios, con el respeto a la población, con la higiene de los alimentos, es como decía Hemingway de su prosa: “es como un iceberg, por cada parte visible, hay cinco debajo del agua”. De eso podemos estar seguros.
Todo eso pasa porque Cuba ya sobrepasó ese periodo de hambre, y entró en el de la miseria más absoluta, provocada por la ineficiencia de un gobierno mezquino y ladrón, que se ha encargado de mancillar la dignidad de un pueblo que teme enfrentarlo y expulsarlo de una vez del poder.