(Tomado del muro de Facebook de Joel Fonte)
La Habana.- Según fuentes públicas del propio régimen Castrista -la ONEI es una de ellas- en 2022 Estados Unidos autorizó la exportación a Cuba de más de 7 mil 500 millones de dólares, de ellos casi 300 millones en alimentos. Sin embargo, uno de los rasgos más visibles del drama humanitario que vive el pueblo cubano es la hambruna, las carencias alimentarias.
En Cuba, adquirir productos tan básicos como arroz, aceite, frijoles, viandas o huevos, implica pagar 3, 4, o más veces el salario promedio, que no rebasa los 4 mil pesos. Es el mismo país donde, según varias organizaciones internacionales, especializadas, más del 77 por ciento de la población vive en situación de pobreza.
¿A dónde van todos esos alimentos importados cuando la infame y maltrecha «canasta básica» no alcanza a los cubanos más que para sobrevivir, subalimentándose unos pocos días? ¿Será, acaso, a las abusivas y estatales tiendas en MLC…? ¿Hay «bloqueo» cuando Estados Unidos es hoy el principal suministrador de alimentos al régimen cubano…?
¿Cómo es que hace más de 5 años persiste la más aguda crisis -otra más de la larga lista- en la venta de medicamentos a la población, cuya ausencia cuesta vidas o sufrimientos a cientos de miles de personas, de familias, y el régimen de Raúl Castro aún no ha resuelto ese vital problema?
Tras el estallido social y las protestas del 11 y 12 de julio del 2021, Raúl Castro y su aparato militar, luego de reprimirlas desde la sombra, mandó a la TV a sus funcionarios-objetos-cómplices para prometer que sí, que ahora sí todo tendría solución… solo para adormecer y manipular otra vez a millones de crédulos que aún le confían su futuro a quienes le mienten. El objetivo era serenar a los inconformes, maniatarlos.
¿No hay dinero para medicamentos? ¿Tampoco para alimentos, o para proveer calidad a un sistema de salud colapsado? ¿No hay, tampoco, recursos para abastecer al sistema de educación -de adoctrinamiento e ideologización, digámoslo mejor? ¿No hay dinero para nada…?
¿Y por qué hay «plata» para las inversiones turísticas, para el sistema de la defensa y la estructuración y fortalecimiento de la represión? ¿Por qué patrullas y no ambulancias…?
Esa misma -muy castrista- Oficina de Estadísticas e Información certifica que el grado de prioridad que el castrismo ha dado en estos últimos años a la construcción de instalaciones turísticas -hoteles, villas, infraestructura- ha sido millonaria, con prioridad en hoteles lujosos y de alto estándar.
Más del 43 por ciento de esas casi 90 mil habitaciones turísticas -en un país donde apenas se construyen casas para que vivan los cubanos, hacinados en barracas-son administradas por el emporio económico llamado Grupo GAESA, absolutamente bajo el control de las Fuerzas Armadas.
GAESA es una economía dentro de otra, y allí nadie puede husmear porque las llaves las tiene el dictador Raúl Castro.
En Cuba operan hoy más de 18 cadenas extranjeras, que administran hoteles a los cuales los cubanos, mayoritariamente, no podemos ni soñar en acceder. Se han adueñado, en particular, de buena parte de las instalaciones de la cayería norte de las regiones central y oriental el país, y para ellas el régimen ha aprobado normas legales que declaran tales zonas como de «régimen especial», con todas las restricciones que eso implica para los cubanos. También controlan buena parte de las habitaciones de Varadero y de la ciudad de la Habana.
El país es hoy -en suma, porque el análisis sería interminable- una isla donde el glamour y los privilegios alcanzan cada vez más, por un lado, a un grupo de «elegidos» entre los que figuran la nueva élite en el Poder, mientras, por el otro, la inmensa mayoría del pueblo muere de hambre y desesperanza, o huye del país a donde sea.
A los que saquean Cuba, a los que roban, a esos corruptos que nos abofetean a diario desde el confort de sus autos de lujo cuando pasan, desde sus mansiones en Miramar o Siboney, desde sus descansos familiares en yates y balnearios en cayos, o viajes en jets privados, mientras se muestran ante las cámaras como sacrificados funcionarios públicos, como bienhechores y santos, a todos esos, la justicia los alcanzará.
