Por Anette Espinosa
La Habana.- El sistema bancario cubano es un desastre y no solo para las personas que reciben los servicios, sino para quienes lo prestan, a lo largo y ancho del país, según un mensaje a nuestra redacción para denunciar irregularidades y pésimas condiciones de trabajo de una trabajadora de una sucursal del Banco Popular de Ahorro en la provincia de Camagüey.
«Los clientes muchas veces se molestan porque el servicio es malo, lento, porque no hay dinero en los cajeros, porque las tarjetas no funcionan, o porque las colas para cualquier servicio son enormes, pero ellos no tienen ni la más mínima idea de lo que sucede hacia adentro, en el interior de la institución», dice el mensaje.
«En los locales del banco que conozco, al menos en la mayoría, no se puede trabajar. Los aires acondicionados no funcionan o no los dejan poner en horario pico, y las personas que trabajamos acá terminamos el día extenuadas, y salimos a la casa empapadas en sudor, molestas, con olores raros encima.
«El baño de nuestra sucursal no funciona desde hace mucho tiempo. Y en la mayoría de las ocasiones no hay agua para descargarlo, lo cual hace que el olor que emana y que no puede salir, por el sistema de ventilación, termine por convertir en un sitio insoportable el entorno de las oficinas», destaca.
También recuerda que «desde hace mucho tiempo no entregan útiles para trabajar. No hay hojas, ni bolígrafos, las impresoras no funcionan, las computadoras tienen más de 10 años y por puro milagro encienden y apagan, y cuando reclamamos por esas condiciones, nos dicen que lo nuestro es trabajar, que para esas cosas hay personas encargadas, pero lo cierto es que no hacen absolutamente nada, aunque estoy segura de que se trata de falta de suministros, algo que se ha vuelto cada vez más acuciante y más habitual».
«La jefa, cuando era una más, protestaba, pero ahora no hay quien levante la voz. Por eso se han ido muchos trabajadores, porque no hay quien soporte el régimen acá. Y encima de eso, se la pasan pidiendo los pagos de la defensa, de lo otro, de dinero para comprar útiles de limpieza, que debería poner el Banco y no nosotros», dice.
«Yo trabajo en el Banco Popular de Ahorro desde hace 15 años y conozco a muchas personas de otras sucursales de la provincia, y todos dicen lo mismo. La mayoría de las personas quiere irse, solo que a veces no hay lugares para donde hacerlo, porque pagan menos o porque la situación es la misma. Yo soy maestra, pero no me veo de regreso a un aula, como está Educación. Por eso aguanto, porque ya me quedan 10 años para jubilarme», agrega.
Por último, aclara que solo quiere que «las personas comprendan la situación de los bancos, en los que no solo no hay dólares, ni tarjetas, ni cajeros que funcionen, sino las condiciones mínimas para hacer el trabajo».
Con este email damos inicio a una sección que intentaremos actualizar cada día, porque estamos seguro de que en Cuba hay muchas cosas que denunciar, en muchos sectores.