Por Jorge Sotero
La Habana.- El castrocomunismo sabe que Amelia Calzadilla puede convertirse en un problema serio, mucho más serio de lo que algunos pudieran imaginar, y, para contrarrestarlo, echaron a andar su diabólica maquinaria de mentir.
Están haciendo con Amelia y su familia lo mismo que hicieron en su día con Jaime Ortega, el fallecido cardenal de La Habana, del cual corrieron ‘bolas’ de que era homosexual, de una familia acomodada, que no le interesaba nada más que tener popularidad para aspirar a algún cargo importante, que nunca llegó, en la jerarquía eclesiástica mundial.
Lo hicieron con Osvaldo Payá, con Pablo Milanés, con cualquier músico o deportistas de esos que han preferido quedarse. Y también con los políticos que le sirvieron con devoción a los Castro, como Carlos Lage, Felipe Pérez Roque o Roberto Robaina, por solo mencionar algunos.
Tampoco podemos olvidar toda la campaña que montaron cuando lo de Ochoa, un de sus más fieles generales, a quien condenaron a muerte sin que existiera una figura legal que lo garantizara. Así han operado desde el triunfo mismo de 1959. Solo voy a recordar al presidente Manuel Urrutia, al comandante Hubert Matos, o al gran héroe de la contienda, Camilo Cienfuegos, a quien desaparecieron, en momentos en los que tramaban meterlo preso y condenarlo por confabularse con algunos oficiales desertores o de opiniones opuestas al núcleo duro que bajó de la Sierra, formado por los hermanos Castro y el Ché Guevara, a quien también mandaron a morir unos años después.
Ahora le toca el turno a Amelia Calzadilla y su familia. Y para eso echaron a rodar una bola en las redes, que no se han cansado de reproducir todas esas páginas de perfiles falsos que apoyan al desgobierno cubano, que no son pocas por cierto, y a la cual llaman ciberclarias los cubanos.
Con el título “La opulenta pobreza de la familia Díaz-Calzadilla” hacen referencia a supuestas propiedades, puestos en empresas extranjeras y dos o tres vehículos que tienen el esposo de Amelia y su padre, cual si eso fuera malo, o un pecado capital.
La intención, por supuesto, es ridiculizar a una mujer que ha puesto al descubierto las barbaridades que comete el castrismo, su ineptitud para gobernar, la decadencia de un sistema que se mantiene solo por las presiones de la policía y la policía política, con un sistema judicial comprado a base de pollo y pomos de aceite.
Mi intención no es aburrirlos con mis consideraciones. Para que tengan una idea de la calaña de los que dirigen Cuba, de su aparato político, de ese cuerpo tristemente célebre que llaman Seguridad del Estado, dejaré acá el texto contra la familia de Amelia. No sin antes recordar que todo eso que le achacan a ella, lo tienen por decenas más los Castro: mansiones enormes para vivir y alquilar, carros de gama alta, empresas en Cuba y el exterior, el control familiar sobre todas las mypimes que importan autos y motos, y cualquiera sabe cuántas cosas más. Solo que para la familia Castro es legal, y para la de Amelia un delito. Lean y saquen sus conclusiones:
“La opulenta pobreza de la familia Díaz-Calzadilla
Especial para el grupo Madres Cubanas Unidas, en Telegram.
En los últimos días, las redes han estado saturadas de comentarios y publicaciones en torno a un hecho que suscitó indignación general, preocupación y sensibilidad sincera en otros, pero también manipulación y oportunismo de una parte importante de los actores que conforman la maquinaria anticubana en Miami y Washington, e incluso desde algunos órganos de prensa acreditados en la Isla. ¿El tema? las directas de una señora nombrada Amelia Calzadilla y de dos familiares suyos que, debido a la presunta desatención de autoridades locales, se vieron obligados a «luchar» contra graves vicisitudes creadas por «ineficiencias» de empresas estatales responsables de algún tipo de servicio a la población. Todos recordamos la directa donde Amelia presenta una notificación de la Unión Nacional Eléctrica por un monto de 6 mil CUP.
Ahora, ¿En qué consiste la «lucha» de esta familia (Tony Díaz, esposo, Ruy Díaz Martínez, suegro, y la propia Amelia Calzadilla)?
Ruy Díaz, por ejemplo, desde hace dos años reside en España, gracias a un amigo de la vocacional Lenin (graduación de 1978) nombrado Luis Simon, que lo puso a gestionar dos negocios suyos: el arrendamiento de una mansión en el Vedado y, además, una empresa nombrada Kaibocu, destinada a comercializar alimentos a domicilio en La Habana, a través de gestiones online desde España.
¿Por qué el suegro de Amelia Calzadilla es seleccionado y empleado por el dueño de Kaibocu?
Además de la profunda amistad y la confianza concedida, Luis Simon valora el excelente trabajo de Ruy Díaz al frente de las tareas de restauración de la mansión en el Vedado. Díaz Martínez, como se sabe, se graduó de ingeniero eléctrico en Moscú y, durante el periodo especial, alcanzó gran experiencia, debido a su labor en firmas extranjeras con inversiones en nuestro país.
Luis Simon se había radicado en España mucho antes, tras desertar de una misión oficial por una empresa cubana, lo cual no invalidó su derecho a heredarar los inmuebles, de los cuales se sirve hoy para sustentar sus negocios, y viajar por todo el planeta, mientras que el suegro de Amelia le cuida la retaguardia desde la península ibérica.
Pero esto no termina aquí. Tony Díaz administra una casa de playa en Boca Ciega, concedida por su padre antes de partir a España, y recibe un VW modelo escarabajo, uno de los dos autos de Ruy Díaz (el otro es un Lada 2107 soviético), y una propiedad horizontal próxima a la Casa de la Música en el reparto Miramar, en el municipio Playa.
Como bien saben nuestros seguidores, nunca ha sido interés de la página cuestionar los bienes de las personas. Pero sí es válido consignar con estos datos la verdadera situación de estos individuos, muy distinta y diferente a la imagen proyectada por ellos en las directas y comentarios, en sus perfiles en Facebook.
¿Acaso es coherente la magnitud mediática de este fenómeno, unido al nombramiento de Amelia como administradora de un grupo en Telegram donde por horas se debatió sobre cómo derrotar el sistema político de la nación?
¿Por qué obviar estos antecedentes o realidad familiar? ¿Qué creen?”