Por Anette Espinosa
La Habana.- El diario Granma continúa la ardua labor de demostrarle a los cada vez menos lectores que le quedan que el capitalismo está en crisis total, que Estados Unidos es un fracaso como país y que solo con un sistema como el cubano se podría salvar a la humanidad y al planeta.
El artículo “Y al norte, el tiempo se acaba”, es tan genialmente imaginativo que su autor, un tal Miguel Cruz, podría ser el guionista de una de esas series de ciencia ficción capaces de mantener al televidente frente a la pantalla durante horas, sin levantarse, incluso, ni a tomar agua, ir al baño, o a comer algo, aunque eso de “comer algo” sea casi imposible en la Cuba de Granma.
https://www.granma.cu/cuba/2023-06-25/y-al-norte-el-tiempo-se-acaba-25-06-2023-22-06-37
Con un lenguaje distante del que usa habitualmente el libelo del Partido Comunista, el autor dice que “en el país donde portar un arma y descargarla contra cualquiera, discriminar por razones de raza u origen o tirotear impunemente una embajada, es cosa corriente, el tiempo se acaba. Tal vez allí, entre los aturdimientos de la modernidad y el consumo; cegados por las luces de los rascacielos y obnubilados por el aplauso estridente de los reality show, no lo han notado”.
Y agrega que “aun así, el tiempo se acaba. Uno de estos días, la gran mayoría de sus ciudadanos descubrirá que su afamada ‘América’ también es parte del planeta, y volverán en sí con las noticias de que se agota el agua, falta el petróleo, escasean los peces y arden los bosques”, algo similar a lo que ocurre en Cuba desde hace mucho tiempo, pero de lo cual Granma no se ha dado cuenta.
En Cuba se acabó el pescado desde hace más de medio siglo, los bosques arden, se caen las casas, no hay petróleo, las personas no tienen agua potable, incluso ni potable, y a veces ni agua, y, para colmo, los que dirigen creen que lo hacen en el mejor país del mundo, el más culto, más organizado y el mejor para vivir, ese del cual se largan los jovenes y los viejos porque se han dejado engañar por los cantos de sirena del Norte, desde donde no pueden volver una vez allí.
En Cuba, las personas no tienen la opción de las armas de fuego, pero cada día mueren personas a causa de machetazos o cuchilladas, entre ellas las mujeres, sin tener la opción de defenderse o llamar a alguien para que las auxilie, porque el país que está al sur del Norte no tiene cómo defenderlos, o no sabe cómo hacerlo. Incluso puede que no le interese.
Es cierto lo que dice Granma: “el reloj de la historia no suele detenerse y todos los imperios terminan decadentes”, lo mismo que las dictaduras: todas terminan por perecer alguna vez, porque no hay mal que dure 100 años. Y lo peor es que las dictaduras comunistas terminan por hundir a los países, y los dictadores y sus familias suelen dejar el poder cargados de riquezas e irse a otros lugares a disfrutarlas.
Pero eso no ocurre con todos: a otros, los pueblos los han cazado y han pagado con sus vidas, como debería ser al sur del Norte que critica Granma, a donde, por cierto, emigran todos los de ese Sur idílico del que pregona el periodiquillo comunista.
